Leonor de blanco. Como la gran esperanza blanca del futuro de la Corona. A partir de este jueves 29 de agosto, la princesa ingresa en la Escuela Naval de Marín, en Pontevedra, para pasar su segundo año de formación militar, ahora en la Marina. Acostumbrados a verla con el color caqui del Ejército de Tierra, será mucho más fotogénica con el color típico de la Marina: el blanco nuclear. Es el color fetiche de la hija de Letizia, una Letizia que también escogió el blanco para su gran momento, cuando apareció por primera vez ante la prensa al lado del príncipe Felipe mostrando el anillo de compromiso con un Armani blanco que todo el mundo recuerda. Leonor ha vestido de blanco también su día más importante, cuando juró la Constitución el día que cumplía 18 años. El blanco será su color hasta el verano de 2025.
La Escuela Naval gallega lo tiene todo a punto para el gran día de recibir a la futura jefa de las Fuerzas Armadas. Pero hay un par de gestos muy significativos sobre el cambio en este segundo ingreso militar. El primero es la notable diferencia con respecto al día que ingresó en la Academia Militar de Zaragoza, hace un año. Entonces Leonor era menor de edad y venía de un entorno privilegiado: los palacios y las escuelas de élite. Por primera vez iba obligada, no por decisión propia, a hacer el soldado durante tres años, mientras sus amigas ingresaban en la Universidad, y con compañeros de leva de clase baja, los que voluntariamente ingresan como un oficio. Leonor fue acompañada de todos: del padre jefe de las FF.AA., de Letizia y también de la pequeña Sofía, quizás para acabar de decidir si la infanta también servirá en el Ejército.
Este jueves será muy diferente. Felipe tiene un acto oficial en Barcelona por la Copa América y no acompañará a su hija a Galicia. Que vuele sola. Para reforzarla se ha producido un segundo gesto, El BOE la ha nombrado guardamarina. No será un soldado raso sino que tendrá subordinados a su cargo. Leonor por primera vez, gobernando. La chica cumplirá 19 años en octubre y Zarzuela quiere que empiece a ejercer lo que está destinada a tener: poder. Llega el gran momento de Leonor, que no es aprender a montar un arma o a correr por el bosque con una mochila de piedras. Leonor no ha ido al Ejército a aprender a obedecer sino a aprender a mandar.
Según recuerda el digital El Español, Leonor tiene que llevar en la maleta, el petate, bragas y sujetadores de color blanco, chanclas de ducha de color negro, zapatillas de correr, un neceser de baño y un kit para coser. La rutina es pesada,"Toque de diana en habitación compartida a las 06:45, clase a las 9. A las 10:15 hora del bocadillo y a las 14:15 almuerzo sin mesas asignadas. A las 20:15 lectura de la orden. Y a las 22:30, toque de silencio". Le quedan los fines de semana en Marín, una ciudad de 30 mil gallegos que se acostumbrarán a ver a la blanca Leonor. ¿Princesas? Haberlas haylas.