Nadie se imaginaba que la princesa Leonor se sentiría como pez dentro del agua en la academia militar de Zaragoza donde está haciendo su formación marcial desde septiembre y donde todavía le quedan dos años y medio de formación, visitando después Pontevedra y Murcia para hacer el combo de tierra, mar y aire. Y decimos que nadie se lo imaginaba porque los precedentes, lo que habíamos visto de ella, no parecía ligar especialmente con una vida de prácticas y ejercicios físicos, coger fusiles y hacer puntería, de arrastrarse por el barro, de estar en el cuartelillo con los compañeros cadetes, vestidos todos ellos de soldadito español. Es más, acostumbrados a verla fifi, siempre sin salirse del guion, poniendo cara de obediente y siempre bajo el ala de su controladora madre, pocos pensaban que habría encontrado su lugar en el mundo en la academia militar aragonesa.
Pero no hay duda de que a Leonor la vida en Zaragoza le sienta bien. Allí no solo disfruta del día a día en la academia, sino también del noche a noche cuando llega el fin de semana. Y es que allí también está viviendo sus primeras farras, bailando como si no hubiera un mañana, probando algún que otro gin-tonic y de fiesta hasta altas horas de la madrugada con sus compis. Con respecto a la instrucción, propiamente dicha, no solo la heredera lo está haciendo sin poner ninguna pega, sino que además, se le da de maravilla. Según el portal especializado en la casa real, Monarquía Confidencial, Leonor está destacando entre el resto de cadetes. Este fin de semana, la Cadete Bombón, como allí se la conoce, ha acabado una semana de adiestramiento en el campo de maniobras de San Gregorio, donde según fuentes consultadas, ha sido una de las que lo ha hecho mejor: "Es una alumna muy destacable. Leonor busca la precisión y la perfección. No es conformista. Además, sigue destacando entre sus compañeros por sus altas calificaciones".
El citado medio también habla del nuevo estilo de vida que está llevando a cabo la hija de Felipe y Letizia, de hecho, revelan explícitamente una frase que se va diciendo por la academia: “se siente libre. Tiene su grupo de amigos, personas de cierta confianza con las que comparte momentos más personales. Siempre está con una sonrisa e ilusionada por lo que hace”. Un se siente libre que no habrá hecho nada de gracia a Zarzuela. Un se siente libre que es un sopapo a mano abierta a los padres, como diciendo que donde no se siente libre es entre las paredes de palacio, con los monarcas sobre ella en todo momento diciéndole qué tiene que hacer y cómo se tiene que comportar. Y la prueba fehaciente la hemos tenido este fin de semana, en prácticas militares donde "se han puesto a prueba las capacidades de los alumnos para ejercer el mando de unidades, lo mismo que la instrucción como combatientes, lo que les obligó a llevar a su cuerpo al extremo para cumplir con la exigencias prácticas".
Atención a lo que le ha tocado hacer, y muy bien, estos días: prácticas con explosivos y con fuego real, "máxima concentración y atención, además de una buena forma física. Y ha mejorado su capacidad para moverse y operar en zonas abiertas, en colaboración con otros efectivos. Las prácticas se llevaron a cabo aleatoriamente durante el día, lo que provocó que tanto Leonor como sus compañeros tuvieran que estar en permanente alerta". Marchas, recorridos topográficos, ejercicios de tiro con fusil de asalto y pistola en simulador, ejercicios de fuego real con diferentes armas individuales y colectivas, paso de pista de combate, instrucción individual del combatiente y un largo etcétera. Leonor, pues, que quién sabe, quizás si la monarquía se va al garete, encontrará su futuro en el ejército, donde se siente libre, más libre que en casa.