Leonor de Borbón tiene un problema grave: la familia. Los abuelos royals, Juan Carlos y Sofía, son un ejemplo nefasto para la generación sobre la cual Leonor pretende reinar. Representan todo lo que no quiere la Corona: codicia, hipocresía y delincuencia. Un día, más pronto que tarde, los eméritos ya no estarán, y el foco recaerá sobre los Borbones de la generación de la princesa: sus seis primos. Sobre las tres primas Ortiz, Amanda, Carla y Erin, no sobrevuela ninguna sombra de vergüenza, más allá que Carla tenga evidentes problemas de salud mental. Pero sobre los Marichalar y los Urdangarin pesa el estigma de la frivolidad, el vagueo y la jeta. El paradigma es Victoria Federica, que acaba de escupir a Hola que "Mi familia es lo más importante", y lo dice al día siguiente de humillar a Leonor en el día de sus 18 años. Se tiene que ser caradura. El problema es que la desvergüenza en aquella familia se contagia. El siempre educado Pablo y el fumeta Juan decidieron que tampoco iban a la cena oficial familiar de Palacio porque no les dio la gana. Y queda la última gran frívola: Irene.
Irene Urdangarin hace meses que aspira a ser la tercera Marichalar. Como Froilán y Vic, Irene ha decidido colgar los estudios universitarios con un añadido: antes de empezarlos. La exclusiva de EN Blau, que estudiaría Hostelería en Suiza, se evaporó cuando la chica hizo 18 años y contempló que podía hacer lo que quisiera, que nunca se quedaría sin dinero. El abuelo emérito paga la fiesta. Así que decidió abandonar a Cristina en Ginebra,se instaló en Zarzuela con todos los lujos y sin ningún otro control que el de la casi nonagenaria Sofía. Eso sí, apuntándose en el autoescuela y preparar un viaje a Camboya. La revista oficial de los royals, Hola, compara a la prima de Leonor no con Marie Curie sino con Carrie Bradshaw, la protagonista frívola y medio lela de la serie Sex in the City.
La revista Diez minutos muestra en portada a la prima de la princesa a la autoescuela de Móstoles donde se saca el carnet de conducir. Y Hola lo convierte en un prodigio de superación y afán de trabajo:"Vestida de una manera cómoda, juvenil y desenfadada, con unos vaqueros, ‘sneakers’, amplia sudadera rosa, camiseta azul y su larga melena rubia recogida en una coleta, Irene culminó su día de clase con un café a lo Sarah Jessica Parker en ‘Sexo en Nueva York’. Y, por supuesto, con su móvil en mano, para dar buena cuenta de sus progresos al volante. Es probable que a Irene, que ha regresado temporalmente a España, donde ya hemos podido verla en la fiesta privada de la Familia Real en el palacio de El Pardo para celebrar el cumpleaños de Leonor, le corra prisa sacarse el carnet. La joven, al igual que su hermano Juan, va a aprovechar este tiempo de ‘asueto’ antes de reiniciar sus estudios para trabajar como voluntaria y formar parte de un proyecto de cooperación. Posiblemente, en la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Medialuna Roja. Sea como fuere, manejarse con un automóvil es un punto a su favor y, sobre todo, es de mayor ayuda como cooperante".
La Casa Real española tiene un grave problema: el orden sucesorio. Si a Leonor le pasa alguna cosa, ninguno de los primos con derecho a sucederla como jefe del Estado tiene el más mínimo nivel. Ni Pablo se salva, que ha preferido marcharse al Erasmus de su novia Johanna para tener relaciones íntimas antes que a dar apoyo a la futura reina. Los Marichalar son un chiste de mal gusto y los Urdangarin parecían otra cosa, pero era una ilusión óptica por contraste con Froilán y Vic. En realidad son lo mismo: un fracaso de la Corona.