El ingreso de Leonor, la princesa de Asturias, en la Escuela Naval de Marín para continuar su formación militar ha sido recibido con gran expectativa. Desde el pasado 29 de agosto, Leonor comenzó su año en el ejército del mar, parte fundamental de su preparación para asumir un día la jefatura del Estado. Sin embargo, la realidad ha sido bastante distinta a lo que muchos esperaban, ya que en apenas una semana y media, la princesa ha acumulado varios suspensos y ha sido objeto de amonestaciones por su bajo rendimiento.
La Escuela Naval de Marín sigue un régimen extremadamente estricto, con horarios ajustados y una intensa agenda diaria. El director de la escuela, Pedro Cardona, ha explicado que el día a día responde a un "régimen estricto y de internado", lo que implica que los alumnos comienzan su jornada a las 06:45 horas, pasando revista a las 07:50 horas y luego asistiendo a cinco horas de clases por la mañana y tres más por la tarde. Además, deben realizar ejercicios físicos diariamente y seguir estrictas normas de disciplina.
La princesa Leonor no puede seguir el ritmo en la Escuela Naval de Marín
A pesar de este exigente programa, Leonor ha tenido serias dificultades para adaptarse. Su bajo estado de forma física ha sido uno de los principales obstáculos que ha enfrentado desde su llegada. Aunque en el pasado curso en la Academia Militar de Zaragoza fue galardonada con la insignia de alumna distinguida, parece que el verano no le ha sentado bien, ya que ha perdido gran parte de las aptitudes que había desarrollado. En una de las primeras competiciones entre brigadas, aunque su equipo resultó vencedor, Leonor no estuvo a la altura del rendimiento esperado para un cadete de su nivel, lo que ha generado preocupación entre sus instructores.
Las fuentes cercanas a la escuela y a la monarquía han señalado que, físicamente, la princesa está lejos de alcanzar el nivel requerido, lo que ha derivado en varios suspensos en sus actividades físicas y en otras áreas de formación militar. Además, Leonor ha recibido varias amonestaciones por no cumplir con los estándares mínimos exigidos en algunas pruebas, un hecho que ha causado sorpresa dado su alto perfil y la importancia de su formación.
Sin embargo, a pesar de estos contratiempos, parece que su estatus como heredera de la corona le ofrece cierta protección. La princesa Leonor disfruta de una “condición especial” que le permite avanzar en su formación sin enfrentar las mismas consecuencias que otros cadetes. Esto ha generado críticas, ya que a pesar de los suspensos y amonestaciones, se prevé que su progreso académico y militar no se verá afectado de manera significativa.