La princesa Leonor ha vuelto a la rutina castrense en la Academia General Militar de Zaragoza. Lo hace con una medalla de plata colgada en su cuello real; el de la segunda posición de su equipo en el Interacademias 2024, unas jornadas deportivas militares que se han celebrado en la Academia del Aire de San Javier, en Murcia. La ha obtenido a la disciplina de esgrima. No parece que la actuación de la hija de Felipe VI y Letizia fuera demasiado destacada, porque la crónica firmada por los organizadores de la competición no menciona a la dama cadete Borbón. Y es que esta era una práctica absolutamente desconocida en su currículum, y claro: no es lo mismo una carrera de sacos que un combate de esgrima. Se necesita algo más de maña y conocimiento. Pilar Eyre, siempre genial, acierta de lleno: "No deja de asombrarme el nivel ditirámbico que alcanzan todas las informaciones que atañen a Leonor: ahora es una "experta esgrimista"".
Sea como sea, el populacho ha podido observar a la princesa con el clásico vestuario de la modalidad, gracias a la fotografía en la que luce mono blanco, florete y zapatillas deportivas azules chillonas. No ha sido, sin embargo, la única instantánea que circula por las redes, no. Se ha abierto la veda. En Instagram encontramos unas cuantas imágenes de la participación de Leonor en esta prueba deportivas. También la hemos visto con la medalla en el podio, abrazada en el resto de la delegación de La General. Un material que se está filtrando por diferentes cuentas, cedido seguramente por participantes que se han saltado el celo habitual con respecto a la privacidad de la futura, o no, reina de España.
Hay otra imagen, incluso un vídeo, que resulta imposible de pasar por alto. Es seguramente la estampa más ridícula de todas, incluso nos atrevemos a asegurar que la Borbón lo pasa mal, muerta de vergüenza. Alguien la grabó mientras estaba sentada en la grada del polideportivo de San Javier, acompañada por el resto de chicos y chicas seleccionados para las diferentes pruebas que completaban el programa. Todos ellos lucen una especie de chándal copiado al equipo olímpico español, a diferencia del resto de academias que utilizan otros colores para su equipación. A Leonor le tocó sentarse junto a una especie de Manolo el del Bombo; un chico con un tambor de grandes dimensiones, que utilizaba para animar, gritar y hacerse notar. Eso sobre todo.
La incomodidad de la princesa es evidente; intenta poner cara de diversión, pero la procesión va por dentro. Y un tipo trinchándote el oído con la percusión, mientras se desgañita con consignas testosterónicas y de carácter militar, pues... vaya, que no sería su sueño. O vete a saber, porque cosas más extrañas se han visto. Ahora bien, la escena ocupa una posición muy alta en el top-5 de sus fotografías más frikis. Un incunable. A falta de Leonor vestida de jugadora de voley, la otra especialidad en la que tenía que participar, tenemos esto. No está mal. Nos han hecho el día. ¡Gracias!