La princesa Leonor, conocida por su actitud discreta y responsable, ha demostrado que también sabe disfrutar de momentos de ocio en su apretada agenda como alumna de la Escuela Naval de Marín. Desde su ingreso hace un mes, la heredera al trono ha sabido integrarse plenamente con sus compañeros y, como cualquier joven de su edad, ha comenzado a explorar la vida social de Pontevedra. Esta ciudad gallega, más pequeña y tranquila que Zaragoza, donde estuvo anteriormente, le ha ofrecido un ambiente más íntimo y acogedor para disfrutar de su tiempo libre.
A menudo, la princesa Leonor sorprende a los habitantes de Pontevedra con salidas nocturnas que dejan huella. Acompañada de su grupo de compañeros, visita varios bares locales, que ya se han convertido en algunos de sus favoritos, y culmina la noche en una discoteca que cierra sus puertas bien entrada la madrugada. Aunque este tipo de escapadas no son frecuentes, Leonor se asegura de aprovechar los permisos de los fines de semana, ya que los domingos los alumnos tienen descanso en la academia.
La princesa Leonor intenta no perderse ninguna juerga nocturna
Lo que más ha llamado la atención es la naturalidad con la que la heredera se desenvuelve en este nuevo entorno. Aunque es consciente de que su presencia genera una gran expectación en una comunidad pequeña, parece estar disfrutando de esta etapa con un equilibrio entre la responsabilidad de su rol y la necesidad de desconectar y socializar. La elección de bares y discotecas en lugar de eventos más formales ha reforzado la conexión de Leonor con los jóvenes de su edad, generando comentarios positivos sobre su cercanía y sencillez.
Los planes del fin de semana de la hija de los reyes Felipe VI y Letizia no solo incluyen la noche de discotecas y bares. Por ejemplo, Leonor también participó en las celebraciones locales de las fiestas de San Miguel en Villagarcía de Arousa.
Aunque en Pontevedra parece llevar un ritmo de vida más pausado, Leonor no renuncia a esos momentos de diversión nocturna que marcan la juventud. Su habilidad para moverse entre el rigor de su papel institucional y los pequeños momentos de ocio le está ayudando a consolidar una imagen de princesa moderna y cercana, que se adapta a las exigencias de su posición sin renunciar a ser una joven de 19 años.