Leonor, por fin, ha descubierto la libertad. Con Letizia se sentía presa. Su vida no es fácil, ni antes ni ahora. Aunque sus padres han intentado que viva una niñez como la del resto de compañeros, nunca será igual, ella es princesa de Asturias y futura reina de España. Todas las miradas están puestas en ella y debe cumplir unas normas que le imposibilitan ser una adolescente como otra cualquiera. Este es el motivo principal por el que está muy contenta con estudiar fuera de Zarzuela. En Gales ya probó las mieles de la independencia, no obstante, como sucede con la infanta Sofía, su madre pedía informes semanales sobre la conducta y el rendimiento de su hija, también de la alimentación. La mujer de Felipe obligó al internado de Gales a cambiar el menú por uno mucho más saludable, sin congelados ni grasas.
La princesa ha estado siempre muy controlada por Letizia. Sin embargo, en la Academia General Militar de Zaragoza goza de mayor libertad, ya que en este caso su madre no puede ejercer el mismo control. En el centro militar negaron a la reina hacer cambios en la alimentación y tampoco le pasan ningún informe de su hija. Los militares han querido demostrarle que ellos también son una autoridad que se debe respetar.
Los primeros fines de semana, Leonor volvía a Madrid con el Superpuma, el helicóptero de Zarzuela, pero cuando hizo su grupo de amigos y se sintió totalmente integrada, se quedó con ellos en Zaragoza, una ciudad que la ha acogido como una más. A nadie le sorprende ya ver a la princesa dando un paseo con sus compañeros por las calles más céntricas, o por la zona universitaria, donde frecuentan algunos bares de moda entre la juventud.
Leonor come patatas bravas, hamburguesas y pizzas
Uno de los bares donde más se puede ver a Leonor durante la semana es en el bar El Tuno, donde ya han puesto una silla con su nombre y le han pedido fotografías para enmarcar. Se ubica en la calle Pedro Cerbuna, número 9. Allí acude con su pandilla. Es un bar muy transitado por los jóvenes por sus generosas raciones y sus precios económicos. Sirven tapas, bocadillos, ensaladas y raciones, como patatas bravas por tan solo tres euros, o hamburguesas por unos 6 euros.
"El pasado mes de agosto se pudo ver a la princesa en este mismo bar junto a sus amigos, donde disfrutaron de una tranquila merienda. Al parecer, ese día eligieron comer pizzas, hamburguesas, huevos rotos y bocadillos, que acompañaron con coca colas y botellas de agua. En total pagaron 170 euros", recuerda Lecturas. También acude en ocasiones al Panzzer Grill. Sus escoltas son los que controlan a la princesa y dan algún chivatazo a la reina.
A Letizia no le hace ninguna gracia que coma fritos, hamburguesas y pizzas, y por ahora en eso se basa su alimentación. Ha roto con todas sus indicaciones.