La princesa Leonor, heredera al trono de España, ha encontrado un respiro de libertad lejos de los confines de Zarzuela. La princesa siempre se sintió limitada por las estrictas normas que rigen su vida como futura reina. Ahora, la distancia y la independencia que le brindan sus estudios en la Academia General Militar de Zaragoza le han permitido experimentar una libertad que antes solo podía soñar. Sin embargo, esta nueva libertad no cae tan bien en Zarzuela, obligada a hacer encaje de bolillos para frenar la divulgación de informaciones comprometedoras para la hija de la reina Letizia y el rey Felipe VI.
Desde que la experimentó durante su estancia en Gales, Leonor ha anhelado la independencia que le brinda estar alejada de la sombra materna. A pesar de los informes semanales sobre su conducta y rendimiento académico, así como la insistencia de su madre en modificar su dieta, Leonor ha encontrado en Zaragoza un oasis de libertad relativa. La rigidez de Zarzuela cede ante la autoridad militar, que se niega a someterse a las exigencias de la reina Letizia.
La princesa Leonor es una más en Zaragoza
Con el paso del tiempo, Leonor se ha integrado plenamente en la vida de Zaragoza. Los primeros fines de semana regresaba a Madrid, pero pronto prefirió quedarse en Zaragoza, donde ha forjado amistades y se ha sentido aceptada como una más. La ciudad la acoge con los brazos abiertos, permitiéndole explorar sus calles y disfrutar de la vida nocturna junto a sus compañeros.
A pesar de las objeciones de su madre, la princesa disfruta de las delicias culinarias que ofrece el local, desde tapas y bocadillos hasta hamburguesas y patatas bravas. Su alimentación rebelde es solo una muestra de su deseo de vivir una vida normal, al margen de las restricciones impuestas por su posición. Pero la alimentación no es lo único que preocupa a la reina y a la casa real.
Dificultades para ocultar las escapadas de la princesa Leonor
Porque cuando Leonor estuvo en Gales, hizo lo mismo que los chicos de su edad: divertirse. Se conoce que salía de marcha por el pueblo vecino, St Donat’s, con sus compañeros. De hecho, los vecinos de la zona estaban bastante molestos con la presencia de los jóvenes del internado cada fin de semana.
Y como no podía ser de otra forma, la princesa también suele salir por Zaragoza. A Leonor se le ha visto por la zona universitaria, donde suelen hacer botellones los jóvenes de la ciudad. Y también en algunos de los locales de fiesta nocturna.
Sus salidas en Gales fueron tapadas por Zarzuela. Le era más fácil hacerlo dada la distancia con España. Sin embargo, a diferencia de sus escapadas cuando estaba en el internado, donde Zarzuela pudo mantener cierto control sobre la información, en Zaragoza las cosas son diferentes. Aquí, los ojos están puestos en Leonor, y los rumores sobre sus actividades se propagan rápidamente. A pesar de los esfuerzos por ocultar sus travesuras, la realidad de su vida estudiantil se filtra a través de las grietas del control real. Son muchos más los ojos que la conocen.