La Academia General Militar, el gran centro de formación del Ejército de Tierra español y que se ha convertido en el hogar de la princesa Leonor desde el pasado mes de agosto, ha celebrado su 142.º aniversario con un escándalo de regalo. Y de los feos. Una presunta relación sexual entre un alto cargo del centro y una dama-cadete de 18 o 19 años de primer curso. Es decir, una compañera de promoción de la futura reina de España. El oficial y la recluta han sido señalados por un lío que han mantenido, siempre de acuerdo a las fuentes citadas por dos medios, hasta hace pocas semanas. Un tema "muy serio", según miembros del AGM. Y tanto.

Sin embargo, la versión oficial de la Academia y del propio Ejército es la de mantener silencio, con la excusa de que se trata de "filtraciones sobre la gestión interna de las unidades" que "afectan al derecho a la intimidad de las personas". Pero hay tema, hay movida interna. Se trata de una violación de la ética interna del centro y de la disciplina castrense: "Los oficiales tienen la obligación de mantener una conducta profesional y respetuosa con los subordinados". No sería el caso. La imagen que proyecta la AGM es preocupante. Y el altavoz de Leonor multiplica el impacto de la noticia.

Leonor y la presunta participante de esta relación inapropiada se conocen, han compartido entrenamiento y formación durante una parte de su estancia. No obstante, de acuerdo con 'Vanitatis' y 'El Confidencial Digital', sus caminos se separaron por el ascenso de la princesa al segundo curso. Recuerden que la Borbón, aunque el sonsonete de "es como los demás", disfruta de privilegios, mimos y miramientos. Entre otras cosas, ella compacta dos cursos en uno solo. Por la vía rápida, con diplomas de superheroína y un helicóptero militar a su disposición para ir de aquí para allá. Por esta razón Leonor habría perdido la pista de la señalada, pero seguro que el tema es la comidilla de la cantina.

Leonor en la Academia / GTRES

La investigación de este incidente tan poco edificante puede acabar en medidas disciplinarias contra el oficial, el más censurable y penoso de este alboroto. El hombre es responsable de una unidad de formación y entrenamiento, con influjo y poder sobre los alumnos. El presunto abuso de poder es indiscutible. Hay también dudas sobre el consentimiento explícito de la joven, un elemento que podría complicar mucho las cosas. Por todo ello, las cautelas máximas con respecto a ofrecer una versión oficial. Ni una palabra de más desde el centro, ni desde el Ministerio de Defensa. Una estrategia que no ayuda a disipar las dudas. Más de uno puede estar muy preocupado ahora mismo. La Academia ya no es tan modélica como la pintaban.

Celebración del aniversario de la AGM / EFE