La dama-cadete Leonor Borbón y Ortiz ya ve la línea de meta en la Academia General Militar de Zaragoza. El punto final al entrenamiento y convivencia en la escuela del Ejército de tierra, donde ingresó el pasado mes de agosto, y que supone la primera piedra en la trilogía militar de la futura comandante suprema de las fuerzas armadas. A lo largo de estos meses, nos hemos hartado de oír y leer la fórmula "la princesa es igual que el resto de reclutas". También que "es una alumna brillante y demuestra grandes virtudes en el campo de batalla". El dibujo de superheroína, acompañado de un álbum de fotos con diferentes equipaciones castrenses y ambientaciones épicas, de desayuno, comida y cena. Una visión de la realidad solo apta para los muy cafeteros, para irreductibles monárquicos y cortesanos. Tiene lagunas, eso sí. Y ellos mismos las acaban reconociendo.
Ya que hablamos de aptitudes: resulta que Leonor no es del todo apta para la vida militar. Tampoco la mejor alumna ni la mejor soldado. Y lo más flagrante, a la vez que nada sorprendente: tampoco es una más en el batallón. Privilegios ha tenido tan pronto como puso un pie en la academia de la capital de Aragón. Desde el alojamiento y transportes exclusivos, a visitas familiares (alguna inquietante y que nunca ha acabado de quedar documentada), o al hecho de poder cursar dos cursos en uno. Perdón, queríamos decir regalarle. Porque además no ha tenido que participar en las pruebas más exigentes. Todo porque el programa de la hija de Felipe VI es "especial". Como ella. VIP.
'Monarquía Confidencial', siempre remando a favor de los intereses de Casa Real, revela la realidad de la heredera del trono en la academia, centro golpeado por cierto por escándalos sexuales, como violaciones y parejas poco recomendables. Leonor es una magnífica recluta y futura defensora de la patria, pero solo sobre el papel. "Ha ido recibiendo todas las clases teóricas, materias en las que, según fuentes cercanas a la AGM consultadas, Leonor "es brillante", en cuanto en instrucción y adiestramientos se refiere". Con una excepción, que está excluida de la práctica. "No se entrena para entrar en combate. Sí tiene un entrenamiento de inteligencia militar, por ejemplo, muy riguroso". Algo tiene que hacer, la criatura, aparte de mirar, como una jubilada de 18 años, como sudan y juegan a la guerra sus compañeros de cantina y discoteca.
Leonor "no se enfrenta a los niveles de simulación de un combate real en tierra, es decir, combate cuerpo a cuerpo, aunque está presente para observar cómo lo realizan sus compañeros de curso". Todo eso que nos explicaban de maniobras en el Campo de San Gregorio, tan exigentes y con fuego real, eran una fábula: "Sus lecciones son vía oral y enfocadas a actividades de armar armas y equipamiento militar en el menor tiempo posible". Vía oral. Maravilloso. "Es la heredera al trono de España. Siempre tendrá algún tratamiento especial, distinto de los demás. No va a seguir la carrera militar aunque vaya a ostentar un día el mando supremo de las Fuerzas Armadas". Efectivamente, dejaos de historias. Os podéis ahorrar el cuento para la Escuela Naval Militar de Marín, en Pontevedra, la próxima parada del tour. Hay clases y clases. La royal, y el resto.