Ahora la princesa Leonor ya es mayor de edad, mientras que la infanta Sofía está viviendo en el internado UWC Atlantic College de Gales, por lo que ya no puede controlarlas como querría. Pero mientras estuvieron en casa, se han dicho muchas cosas acerca de la educación que la reina Letizia inculca a sus hijas. Y en este sentido, se ha contado que la consorte siempre ha sido bastante estricta con las jóvenes.
Entre otras normas, se comenta que Letizia les prohibía usar las redes sociales, les limitaba el tiempo que pasan delante del ordenador o la televisión, y tampoco podían usar el teléfono móvil cuando quisieran.
El control de la reina Letizia también llegaba a la alimentación. Las chuchería eran sustituidas por frutos secos. Además, tenían vetados los fritos y los procesados, obligándolas siempre a seguir una dieta basada en verduras, purés, pescados y frutas. Letizia incluso intervino el menú del colegio Santa María de los Rosales, donde Leonor y Sofía estudiaron hasta educación secundaria. Y también dio algunas directrices a los responsables de la comida en el internado de Gales.
La princesa Leonor exige una reverencia en el colegio
Jaime Peñafiel, especialista en informaciones sobre la casa real, habló en una ocasión de este tipo de educación. "Las está preparando para que aprendan este protocolo caduco y denigrante de las monarquías decimonónicas: cuando nos saludéis en público tenéis que hacernos, a papá y a mí, la reverencia. ¡Pobres niñas, rehenes de esta madre!”, escribió en un artículo para La República.
Tan estricta y protectora era Letizia que a las niñas, especialmente a Leonor, se le subieron los humos. Hasta el punto de exigir a sus compañeras que le hicieran una reverencia al verla. “A la Princesa de Asturias se le ha subido el Toisón de Oro a la cabeza porque les ha dicho a sus amigas que ‘de ahora en adelante tendréis que hacerme una reverencia’”, afirmaba el periodista. Según Peñafiel, lo supo porque habló con dos madres de compañeras de clase de Leonor.
Cordón extremo de seguridad alrededor de la princesa Leonor
Ahora Leonor ya no va exigiendo que le hagan una reverencia. Seguramente más de uno y una se reirían de ella. Sobre todo si lo hiciera en la Academia Militar. Allí, las normas que rigen de puertas para dentro, no son las de la calle. Sin embargo, cuando no está dentro del cuartel, se mantienen una serie de protocolos propios de una futura reina y un poco anclados en el pasado. Por ejemplo, nadie que no sea de su entorno más cercano puede hablarle directamente.
Así ocurrió, por ejemplo, cuando durante el puente de diciembre aprovechó para salir por Madrid con sus amigas. Estuvieron en la discoteca FITZ hasta altas horas de la madrugada, pasando todo el tiempo en un reservado junto a la cabina del DJ. Un lugar al que no se podía acercar nadie a menos de varios metros de distancia ni dirigirse a ella directamente.