El Interacademias 2024 ha sido, seguramente, uno de los más mediáticos de su historia. La competición deportiva entre las academias militares del ejército español, una especie de juegos olímpicos castrenses y cañís, no disfrutaba de tanta atención desde que en 1987 el príncipe Felipe participara en la prueba de lanzamiento de jabalina. Su hija Leonor lo ha superado, es oficial: cuando menos porque ella se ha atrevido con dos modalidades diferentes. Una sorprendente, la esgrima, cuando nadie sabía que la futura reina tuviera ni la más remota idea del deporte del florete, y otra más comprensible, el voleibol, teniendo en cuenta que lo practicó en el Colegio Santa María de Rosales, antes de marcharse al internado de Gales. La Academia General Militar de Zaragoza ha celebrado el título a escala global, pero no ha sido por la aportación de la Borbón. Ha perdido en todo, es un poco gafe.

A lo largo de estos días hemos podido ver a la heredera del trono español con indumentarias inéditas: con el uniforme clásico de esgrima, de blanco impoluto y con la espada en la mano; en el podio, con una medalla de plata tras perder la final; y también con un chándal que imita la equipación olímpica española, mientras animaba desde la grada con un émulo de Manolo el del Bombo. El álbum de cromos completito, haciendo las delicias de monárquicos, no monárquicos y cotillas en general. Faltaba, sin embargo, otra estampa. Leonor vestida de corto, de jugadora de voley. Como Johanna Zott, la novia de su primo Pablo Urdangarin, que se la esconde.

Leonor practicando esgrima / Interacademias

El portal de la competición ha vuelto a colgar material de la royal; repite el esquema previo de no mencionar a la dama cadete más poderosa del país y de la tropa, pero comparte su instantánea después de los partidos, haciendo piña con el resto de compañeras y rivales. El equipo de Leonor está obsesionado con el uniforme de colores clásicos de las selecciones españolas, camiseta roja con toques amarillos y pantalones azules. La princesa lleva rodilleras, como la mayoría de participantes, un equipamiento básico en un deporte que castiga las articulaciones como pocos.

Leonor, jugadora de vóley / Interacademias

Vamos a la crónica, realmente triste para la hija de Letizia: No fueron rivales para las grandes estrellas, la Academia General del Aire que jugaba como local en San Javier, Murcia. Este equipo dominó con mano de hierro la final contra la Escuela Naval. Las chicas borbónicas tuvieron una nueva oportunidad en el partido de confraternización que se celebró como punto final del torneo, con dos academias en cada equipo. Ni así, el triunfo la esquivó. Y mira que iban del brazo de las campeonas, pero la Borbón trae mal fario deportivo. No es ni un talismán, ni sirve como mascota del equipo. Eso sí, queda bien en las fotos. Y es la más buscada. Lo más importante es participar, que diría aquel.

Leonor en el vóley / Interacademias