Leonor se encuentra in the middle of nowhere, en medio de la nada. Aquella sensación que ha vivido todo marinero cuando hace días que no ve tierra y no avista ningún puerto en semanas. Una sensación desagradable, de soledad, desamparo y vulnerabilidad. Es el tramo más crudo de la travesía de 6 meses: tres semanas atravesando el océano Atlántico sin escalas, de Las Palmas a Salvador de Bahia. Entre el 23 de enero y el 14 de febrero veintidós días sin tocar de pies a tierra, en un velero lleno de marineros, alguna compañera pero pocas, con un ambiente de camaradería que implica tradiciones como la que explicó en el programa Fiesta de Telecinco: el paso del ecuador. Cuando el Elcano atraviese esta línea imaginaria que separa los dos hemisferios y Leonor abandone el Norte para navegar Mares del Sur, a bordo se organiza una fiesta que implica un bautizo de todos los novatos. Y Leonor tendrá que pagar un peaje: cortarse un mechón de pelo.
Leonor tendrá que cortarse pelo como peaje para la ceremonia del paso del ecuador, una fiesta con un marinero disfrazado de Neptuno que actuará como rey, en su caso el rey del mar. Leonor será bautizada por este monarca en una tradición que vista desde fuera parece infantil. Esta costumbre dicta que hay que bautizar a aquellos tripulantes que transitan por primera vez el ecuador. Es una teatral celebración en que aparece Neptuno, el rey de los mares y los océanos en la cultura clásica para hacer este bautismo a los principiantes. Un miembro de la tripulación se disfraza y se sienta en el trono de esta deidad con tridente incluido acompañado de una comitiva de marineros, guardiamarinsa y oficiales disfrazados para ser reconocidos como parte de la corte del dios del mar. Obligarán Leonor a pasar por el aro y bautizarla con una mezcla de colorante y aceite en la cabeza, y después a cortarle su preciosa cabellera rubia.
La fiesta no acaba aquí, el séquito pone el barco patas arriba dando lugar a un intercambio de galones. Así, los cocineros se hacen con el rol de los oficiales, estos pueden ostentar los de marineros de máquinas y los guardiamarinas, como Leonor y sus compañeros podrían intercambiar los suyos por los de cualquier otro rol. Y la actividad no se acaba aquí, sino que durante unas horas este intercambio de galones implica también un intercambio de funciones. El programa reveló otra noticia: que Felipe se plantea que la primera Borbón que reciba Leonor en la última escala, Nueva York, no sea Letizia ni el jefe del Estado ni su querida hermana la infanta Sofía. Felipe planifica que sea su abuela paterna. El rey quiere rehabilitar la imagen de la reina Sofía y como hay una Fundación Reina Sofía en Manhattan que sea ella quien reciba a la princesa haciendo un acto conjunto, el primero y el último que harían juntas abuela y nieta que casi ni se conocen. No parece ni coherente con la trayectoria de la princesa ni con el estado actual de Sofía, la emérita. Pero Telecinco arriesga y explica.
Leonor empieza a parecer un mono de feria, foto con Neptuno y foto con la emérita, dos reyes que no reinan.