La vida de Leonor no es sencilla. Algunos pueden pensar que su vida está totalmente resuelta desde el momento en que nació, pero no todos querrían cambiársela. La princesa nunca ha podido ser una niña normal, aunque sus padres hayan hecho todo lo posible para que no le afectase su cargo. Tampoco puede disfrutar plenamente de su juventud, ni tan siquiera lo hará el resto de su vida. La hermana de Sofía se convertirá en unos años en la futura reina de España, la persona más importante del país. Y se ha tenido que preparar para tal fin, de hecho, a día de hoy aún continúa en esa formación.
Siguiendo los pasos de Felipe VI, Leonor, como futura reina de España, el rey cambió la Constitución para que pudiese ser una mujer quien heredase el trono, está a punto de terminar su primer año de formación militar con el ejército de tierra. En septiembre continuará con el de aire para concluir con el de mar. Y finalmente conseguirá la máxima condecoración de todos los ejércitos, siendo la máxima autoridad.
Leonor y Sofía nunca tuvieron infancia
Desde bien pequeña se la ha formado para convertirse en reina de España. Debía aprender unas normas y un protocolo. También se le enseñó un total de cinco idiomas, entre ellos por supuesto el inglés. Cualquier niño pequeño cuando salía del colegio se iba con sus amigos al parque a jugar, mientras que Leonor y Sofía las recogía un coche de seguridad y directamente las trasladaba a Zarzuela. Su escuela ya estaba cerca de casa para que no perdiesen mucho tiempo. Inmediatamente se trasladaban a la sala de estudios, donde se pasaban unas tres horas.
La infancia de Leonor no es como la del resto de niños. No disfrutó de su niñez. Ni juguetes ni amigos. Lo único que hacía todas las tardes es hacer los deberes y estudiar, ya sea para clases o para su función de princesa. Era una manía de Letizia. No podía permitir ningún error en sus hijas. Siempre ha sido demasiado controladora.
Llegaban del colegio y las obligaba a estudiar. Cuando terminaban, se duchaban, cenaban y se iban a dormir. No les dejaba jugar, ni ver la televisión. No tenían aparatos electrónicos. Solo descansaban los domingos, pero también realizaban actividades culturales. Tampoco podían comer dulces, solo verduras y fruta.