Leonor se acerca al momento crucial de su vida: la mayoría de edad. Hasta ahora la princesa había vivido una especie de pax hispana, una tregua de la prensa rosa que no osaba analizar los actos de la hija de Felipe con ojos normales. Era la lógica complacencia de estar abordando una agenda menor de una adolescente llamada, en el futuro, a ser jefa del Estado y de las Fuerzas Armadas. Si Felipe hubiera abdicado o muerto, Leonor no habría reinado porque hasta los 18 años le habría tocado a Letizia ser la jefa del Estado a título de regente. En octubre Leonor cumple 18 años y la única función de Letizia desaparece: ser suplente del rey. Ya no pintará nada porque si el rey se cae, reina la adulta Leonor. Sin regencia. Por eso todas las miradas se dirigen ya a la futura reina, no tan futura y cada vez más presente.
Una de las consecuencias que Leonor cumpla 18 años es que ya puede operarse o tatuarse sin consentimiento paterno. Podrá hacer de todo sin consentimiento de los padres, desde votar a abortar, pero tatuarse no es una rareza y operarse es marca de la casa. ¿Con qué autoridad podrá Letizia negarle a su hija que se ponga pómulos o pechos si la reina es una adicta a la cirugía estética? Ahora ya se acaba de saber que Leonor ha viajado por sorpresa a Madrid y no tenía ningún acto oficial ni se la ha fotografiado. Se dice que viene para visitar amigas de la escuela. Pero el digital a quien lo filtran, Vanitatis, no puede esconder la verdadera razón: Leonor está en Madrid de incógnito por una cuestión de su salud.
Según el digital: "La razón nada tenía que ver con fiestas familiares y sí con un problema dental que la obligó a visitar a su odontóloga. Una íntima amiga de su madre es quien está tratando la ortodoncia. Algunas de las imágenes de la princesa Leonor muestran una dentadura a la que le faltan piezas una vez que cayeron las de leche. Estos procesos son largos y deben estar supervisados por los mismos especialistas. Habitualmente coinciden con las estancias de la primogénita en España". Eso justifica que Leonor no confíe en un dentista galés sino que tiene que venir a Madrid a cada revisión de una amiga de Letizia. La reina no quiso que un asunto tan sensible como este llegara a un dentista que no fuera de confianza y pudiera filtrar datos de la enfermedad genética de la princesa que hace que no le crezcan los dientes.
La prensa afín está mareada por como eso desluce la imagen impecable de la princesa y han consultado odontólogos. Nueve de cada diez dentistas lo confirman: "Leonor sufre una agenesia hereditaria, una enfermedad que consiste en la inexistencia o falta de crecimiento de uno o más dientes debido a la ausencia de tejido primordial". Un problema genético. La endogamia de sus antepasados, casándose entre parientes y teniendo hijos entre primos hermanos, podría haber tenido consecuencias peores. Ahora que la chica cumplirá 18, Letizia sabe que le toca dar un paso al lado pero se teme que la pax madrileña toque a su fin: empezarán a criticar a Leonor. Y los dientes serán la última de sus preocupaciones.