La Corona sabe que no se puede permitir mantener oculta durante 6 meses a su figura más popular: Leonor. Ya empiezan a aparecer imágenes de la guardamarina en la primera escala de su periplo de medio año. Felipe y Letizia confían en que cualquier escándalo nuevo de Juan Carlos, Jaime del Burgo o Froilán quede inmediatamente tapado por la fotogenia de la princesa, que está tapando todos los agujeros de la monarquía con un sacrificio monumental: alistarse a la fuerza en el Ejército, en los tres Ejércitos para ser más precisos, y pasarse tres años universitarios lejos de la Facultad. El primer curso estuvo en Tierra y para una madrileña de secano no fue difícil adaptarse al frío y al bochorno de Zaragoza, pero la cosa se complica el segundo año en Galicia y a bordo del Elcano hasta julio. Para acabar de redondearlo Leonor pasará el tercer año en Murcia volando en aviones y helicópteros de combate y tirándose en paracaídas. Si no se había mareado nunca ahora es el momento. La primera etapa de la travesía con el Elcano ha acabado este viernes, cuando Leonor ha desembarcado en Tenerife. De Cádiz a Canarias en una semana, eso da la medida de cómo navega de lento el Elcano y cuán expuesto a los vientos, las tormentas y la mala mar. Leonor según la prensa rosa ha aparecido a puerto "visiblemente exhausta" y mareada. Esto será un infierno:
Lo más rocambolesco de este itinerario es que ahora la próxima parada, después de Las Palmas para que los Canarios no se enfaden al privilegiar solo un puerto, es en Brasil, el 14 de febrero día de los Enamorados. Todo cuadra, su novio es brasileño y Leonor habrá permanecido casi un mes sin ver tierra, entre ahora y el 14 de febrero, para atravesar todo el océano Atlántico sin hacer ninguna parada más. La única motivación para aguantar este infierno azul es que llega a Brasil a Salvador de Bahía en pleno Carnaval, el día de San Valentín. No cuesta imaginar que allí la esperará Gabriel Giacomelli.
Las únicas certezas que el periodismo royal ha obtenido del entorno personal de Leonor es que la chica querría estudiar una Ingeniería, vestir tejanos y ropa cómoda y seguir su relación con un chico alto, corpulento, millonario, con barba y exótico, el brasileño Gabriel Giacomelli, con quien compartió aula y alguna cosa más en el Internado de Gales durante dos años, los de descubrimiento, cuando Leonor tenía 16 y 17 años y vivía lejos de Letizia. Es el único chico que ha sido invitado formalmente por los reyes a Zarzuela en aquellas fotografías durante la pandemia:
Gabriel entra y sale de la princesa, de la vida de Leonor, pero vive en Nueva York donde reside su familia multimillonaria. Es estudiante en la Universidad de Nueva York y hace prácticas de periodismo al diario de su Universidad, el Washington Square News. Escribe artículos culturales, habla del Ramadán o de sushi japonés. Tiene una cuenta de Instagram con mil followers y solo 6 fotos, pero se dedica a colgar Stories efímeras que demuestran que se sigue viendo con Leonor como sucedió el pasado 1 de noviembre y dos fotografías. En la primera se ve una gorra de marinera como la que luce Leonor en los actos militares y en la segunda se ve una botella de agua Landín, un manantial de Pontevedra, muy cerca de Marín donde Leonor reside, estudia en la Marina y celebró la fiesta por sus 19 años. El amor perdura entre ellos dos y en el Carnalval de Salvador de Bahía, uno de los más importantes del mundo surgirá el amor de nuevo, después de días a bordo, Leonor se tirará en brazos de Gabriel. Y Zarzuela refunfuñando. Aquí hay poso. Un novio en cada puerto.