Leonor se enfrenta a uno de los mayores desafíos de su vida hasta ahora, un paso fundamental en su preparación para convertirse en la futura heredera al trono de España. Este proceso, cuidadosamente planificado por sus padres, el Rey Felipe VI y la Reina Letizia, ha sido diseñado para modernizar la imagen de la monarquía. La estrategia incluye desvincular a Leonor del peso histórico del apellido Borbón y las antiguas tradiciones asociadas, lo que ha generado una notable "Leonormanía" tanto en el ámbito nacional como internacional. Hasta el momento, la princesa ha obtenido una valoración muy positiva por parte de la ciudadanía, consolidando la continuidad de la corona en España.
Actualmente, Leonor está en plena etapa de su formación militar, un requisito clave en su preparación. Se encuentra embarcada en una experiencia única: el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Una vez concluya este período y supere las exigencias del Ejército del Aire en Murcia, estará en condiciones de recibir las más altas distinciones de las diferentes ramas militares del país.
En los primeros días de navegación, el ambiente a bordo ha sido relativamente tranquilo, con un itinerario que llevó al barco desde Cádiz hasta Canarias. Sin embargo, la verdadera travesía comenzó el pasado jueves, cuando la tripulación se adentró en el Atlántico, conocido por sus aguas bravas. La princesa, al igual que el resto de los guardiamarinas, ha tenido que adaptarse a las duras condiciones de la vida a bordo. Este nuevo estilo de vida implica convivir en espacios muy reducidos, compartir literas y baños, y realizar un intenso trabajo diario, siempre alejada de las comodidades habituales.
Leonor sufre vómitos y mareos, está siendo una aventura complicada
Leonor debe ceñirse estrictamente a las normas del buque, lo que incluye vestir los uniformes reglamentarios de la Armada y mantener el cabello recogido. Tampoco puede maquillarse ni usar ropa de calle. Además, pasará largos períodos incomunicada y adaptándose a una alimentación limitada a las provisiones del barco.
El equipo médico a bordo está atento al bienestar de todos los cadetes, pero presta especial atención a Leonor. Aunque sus padres han insistido en que no se le hagan diferencias, los responsables del barco velarán para que la experiencia no se convierta en algo traumático. A la princesa se le evita realizar los ejercicios físicos más exigentes y cuenta con apoyo constante.
En estos primeros días, Leonor ha experimentado mareos y vómitos debido al movimiento del barco, especialmente tras una noche complicada en alta mar. Por esta razón, ha recibido medicación para combatir el mareo y poder descansar adecuadamente. A pesar de estos contratiempos, la princesa sigue avanzando con determinación en este importante capítulo de su formación.