Como bien saben los que siguen atentamente el día a día de la actualidad monárquica en nuestro país, la familia real y Mallorca siempre han tenido una relación muy especial. Es más, desde hace ya muchos años la familia real siempre acaba pasando unos días en Palma de Mallorca, en el palacio de Marivent.
En este sentido cada miembro de la familia real configura sus vacaciones de manera distinta, siendo por ejemplo la Reina Sofía y su hermana Irene las que más tiempo pasan en la isla balear, mientras que la familia real actual, es decir, el rey Felipe, la Reina Letizia y sus hijas Leonor y Sofía, suelen pasar entre una y dos semanas antes de afrontar sus vacaciones lejos de actos, recepciones y fotógrafos.
Unas vacaciones en Mallorca en las que es habitual que la familia opte por realizar diferentes actividades con el objetivo de promocionar la isla balear e intentar fomentar así el turismo cumpliendo el pacto que la casa real llegó con el gobierno balear ya muchos años.
Leonor no sigue la estela de su padre
Eso sí, como bien saben los que hace ya años que siguen la actualidad monárquica, la familia real actual no tiene nada que ver con la familia real anterior en lo que se refiere a un deporte muy concreto: la vela. No es que sea precisamente ningún secreto que tanto el rey emérito como el rey actual les encanta la vela, y que de hecho Felipe VI siempre participa en la Copa del Rey de Vela que se disputa en Palma de Mallorca.
Una afición por la vela que además va asociada a visitas al club náutico y a encuentros con amigos, miembros de las altas clases y un entorno en el que ni Letizia ni sus hijas se sienten precisamente cómodas, de ahí que no sean pocos los que aseguran que tanto la mujer de Felipe VI como sus hijas no están precisamente bien vistas en el club náutico.
En este sentido, más allá de que ni Letizia ni sus hijas suelen poner un pie en el club náutico de Palma, es mucho más habitual ver cómo apuestan por otras actividades, en este caso actividades centradas en la cultura como puede ser acudir al cine o al teatro. No se sabe si en un futuro la princesa Leonor acabará encontrando el placer en navegar que tanto ha hecho disfrutar a su padre, pero lo que parece evidente es que, al menos de momento, no quiere saber nada ni de la vela ni de su entorno.