Últimamente, desde que acabó sus estudios del bachillerato internacional en el internado de Gales, estamos asistiendo a una sobreexposición de la hija de Felipe y Letizia. La princesa aparece hasta la sopa. Después de dos años escondida en una burbuja, desde que ha vuelto a España no paramos de verla en diferentes actos, como los premios princesa de Girona, saludando al personal, o cuando acompañó a su hermana Sofía a conocer a los compañeros que tendrá cuándo sea ella la que a partir de septiembre vaya a estudiar al UWC Atlantic College. Mírenla bien, porque dentro de un mes cerrarán el grifo. Que en clave Letizia significa que controlarán mucho más las imágenes que veremos de la chica, y más, teniendo en cuenta que irá de soldadito español, imagen atípica de la heredera que seguro que llama la atención.
Veremos cómo le va a la princesa cuando a partir del próximo 17 de agosto ingrese en la academia militar de Zaragoza para empezar su formación en este terreno. Veremos si la hacen formar o sudar la gota gorda haciendo maniobras chusqueras y haciendo cánticos como los de La chaqueta metálica, cargados de testosterona. Esperemos que ya no se estile aquello tan antiguo y con tufo de naftalina de la mili de rapar al cero a los cadetes. Pero la hija de los reyes sí sabe que algún cambio con su imagen tendrá que hacer. Un cambio pequeño, sutil si quieren, pero en definitiva, le prohibirán (a ella y al resto) que continúe como hasta ahora, con un detalle que lleva desde hace unos meses, como bien se han fijado en Vanitatis. Remontémonos a la Semana Santa del año pasado. ¿Qué pasó por aquellas fechas? Que Leonor lució su primer piercing en la oreja izquierda. Un piercing que gracias a que suele llevar el pelo recogido en una cola, es bastante visible, a pesar de su tamaño reducido. Una bolita dorada oscura, como se le pudo ver bastante bien en su visita a Girona, al lado de un pendiente plateado.
...Pero ya se puede ir despidiendo de él. ¿Por qué? Porque a partir de ahora ya no lo podrá llevar. Como decíamos, la heredera está a punto de ingresar en la academia militar. Y allí hay una serie de normativas y reglas sobre el aspecto físico de las tropas, normas sobre cortes de pelo, tonalidades y peinados. Y no solo eso, también sobre maquillaje, esmalte de uñas, joyas, complementos y... pendientes. Pero atención a la penosa y torpe normativa de la academia en este sentido: "según la normativa de la Academia Militar, las mujeres pueden llevar pendientes, pero tienen que ser pareja e iguales entre sí"... Parece una broma, pero no. Además, "no pueden llevar colgantes y tienen que ser preferiblemente esféricos, centrados en el lóbulo de la oreja y que no sobresalgan de la misma"... Que no sobresalgan se podría entender, porque quizás al realizar según qué prácticas y entrenamientos físicos podría provocar una desgracia en la oreja de la Borbón si se queda enganchada con alguna cosa que sobresalga. ¿Pero qué es eso que tienen que ser pareja e iguales entre sí?
Leonor, pues, que ya se puede ir despidiendo de un piercing que le gusta mucho. No será, pero la cosa más difícil que tendrá que afrontar a partir de agosto. También tendrá que superar dos semanas de una primera fase de acogida, orientación y adaptación, y someterse ella y sus compañeros de quinta a un examen de nivel a principios de septiembre, donde será muy importante pasar las pruebas físicas. ¿La primera cita con tufo de naftalina cuando será? La semana del 18 de septiembre, cuando tendrá lugar un acto típico, el de la entrega de sables, con el cual "se simboliza la obtención del título de dama cadete"... Ya tenemos curiosidad por ver cómo le va a la hija de los reyes. Eso sí, sin piercing... A no ser que se ponga otro igual en la otra oreja.