Leonor es la pieza principal de toda la cadena de poder e influencia de la Casa Real. Aunque el organigrama de Zarzuela está pensado para proteger al rey, los últimos acontecimientos familiares están arrinconando a Felipe, que ya lo prepara todo para cuando deba dar el paso al lado en favor de la princesa. En poco tiempo se ha sabido que los tres otros Borbones que quedan (Juan Carlos, Elena y Cristina) poseeen una Fundación en los Emiratos Árabes, un artefacto de ingeniería fiscal en Abu Dhabi, para acumular los millones de euros que el emérito ha robado a Hacienda haciendo de comisionista ilegal y que heredarán las infantas y los seis nietos Marichalar y Urdangarin. La vergüenza para Felipe, aunque él dice que renuncia a ese dinero sucio, es total. El rey tiene otro problema que no es Borbón, es Ortiz: su mujer le engañó con Jaime del Burgo por un pacto matrimonial según el cual cada uno hace lo que quiere puertas adentro y mantienen la pareja puertas afuera. El mismo que Juan Carlos y Sofía pero peor, porque se supone que la generación de Letizia ya no tendría que aceptar estas miserias y dejar de estigmatizar el divorcio como una vergüenza. El divorcio solo es un trámite legal. El fracaso del matrimonio es previo y está a la vista de quien lo quiera ver. Felipe, asediado por el doble escándalo, económico por parte Borbón y sentimental por parte Ortiz, ya solo piensa en no tocar nada que perjudique a Leonor.
La princesa tiene prohibido protagonizar ningún escándalo. Cualquier paso en falso de Leonor hundiría el castillo de cartas entero, y pintarían bastos siguiendo el símil del juego de cartas. Todo Zarzuela tiene un único objetivo, una orden única: proteger a Leonor. Así cualquier viaje de la princesa se hace con decenas de escoltas, con avisos a la prensa de no publicar nada polémico y con vetos a los ciudadanos anónimos que quieren hacer fotos a Leonor de fiesta. A pesar de todo quedan valientes en que explican el escandaloso contrato de confidencialidad que obligan a firmar a las camareras de una discoteca de Madrid donde Leonor sale a tomar vodka-limón o publican la primera imagen de la princesa en bikini en Málaga:
Leonor hará 19 años el próximo mes y aparte de viajar en Falcon oficial para cumplir sus obligaciones institucionales lo hace en vuelos comerciales por viajes privados. La pillaron en Londres en el concierto de Taylor Swift con su hermana Sofía y la prima Amanda, hace poco ha visitado la Academia Militar de Zaragoza para acompañar a unos cadetes y este fin de semana ha volado a Madrid para celebrar los 52 años de Letizia. Unos pasajeros del vuelo Vigo-Madrid del viernes por la noche informaron al programa Fiesta de Telecinco cómo se lo monta la princesa para pasar desapercibida cuando vuela en avión comercial: "Vuelo del viernes a las 9 de la noche en el Aeropuerto de Vigo. Leonor iba acompañada de una mujer que puede ser su asistente personal y de dos escoltas. Fue la última en entrar al avión y la primera en bajarse del avión. Solo los que iban en clase bussiness la pudieron ver". Se coloca en la parte delantera de la aeronave.
Esta es la manera que tiene la princesa de no ser reconocida en vuelos comerciales: el privilegio de entrar la última y salir la primera y por supuesto no poner un pie en clase turista. Solo los ricos la pueden reconocer. Leonor, cuando viaja por motivos familiares, también son negocios. Lógico que vaya en clase business y la última de entrar. Y si quiere en pleno vuelo, ingerir su cocktail según las discotecas madrileñas: un vodka limón. Pero los ricos también filtran.