Casualidades, o no, del destino: la princesa Leonor, futura reina de España, ha hecho su primera visita oficial en solitario a un país de gran valor simbólico para los Borbones, Portugal. Los vecinos peninsulares acogieron a Juan de Borbón y al propio Juan Carlos durante su exilio en Estoril. Incluso se especuló como destino para la huida del emérito, asediado por sus escándalos más oscuros y vergonzosos. Pues bien, la nieta y bisnieta de estos miembros de la dinastía borbónica está pasando unas horas en Lisboa, y el estreno ha provocado muchos nervios en la criatura. Normal. Cosas de la primera vez.
La jornada empezaba en Madrid, donde ha sido despedida con honores por autoridades estatales, regionales y municipales. Leonor, vestida de señora mayor una vez más, con un Carolina Herrera de dos piezas en color rojo intenso, pendientes prestados de su madre y zapatos de tacón de 6 centímetros, ha dejado patente su inexperiencia en estos menesteres. Atención a cómo se ha despedido de las personalidades a pie de pista, cuando ya había accedido al interior del avión oficial. Provoca cierta ternura. No sabía qué hacer, en realidad.
Una vez aterrizada en la capital de Portugal, ha sido recibida por presidente de la República. El veterano Marcelo Rebelo de Sousa ha hecho de cicerone y abuelo postizo durante la visita al Palau de Belém, la residencia presidencial. Allí ha sido condecorada con honores, ha ofrecido un pequeño discurso con despedida en portugués, ha ofrecido un brindis y también ha firmado el libro de honor. Aquí encontramos el detalle más infantil de la princesa, que no mejora en una materia: la caligrafía. Según va adelantando el texto, que lógicamente ha dejado impreso con chuleta, se iba desfondando. Y la letra, también. Especial atención a la firma, de la que no hay que hacer demasiados comentarios. Salta a la vista que no se ha lucido, ni mucho menos.
Durante la ruta la hija de Felipe VI y Letizia ha visitado también el monasterio de los Jerónimos, acompañada del prior del centro religioso (con uniforme de grandes ocasiones, parecía de otra época). Y los siguientes pasos serán un acto dedicado a la conservación de los océanos, y reunirse con un grupo de españoles residentes en Portugal en la embajada patria. Después, para casa, a descansar. Que vaya semanita, tú.