Leonor se embarcó en la travesía del buque escuela Juan Sebastián Elcano con motivo de la formación militar con la Armada. Lo hizo con una gran ilusión aunque no sabía que esta experiencia tan enriquecedora se iba a convertir en un verdadero infierno para ella. La princesa no ha recibido la misma preparación que sus compañeros. Ellos han estado de instrucción tres años y ella tan solo tres meses, por ello los primeros días en el barco sufrió fuertes mareos y vómitos. Tuvo que confinarse en su camarote durante unos días y recibió atención médica por deshidratación. Le pusieron suero intravenoso y le recetaron biodramina para calmar esos mareos y adaptarse a la nueva situación. En una de sus apariciones en puerto, la princesa no pudo ocultar unos moretones en sus brazos. Son el resultado de fuertes caídas cuando realizaba guardias en cubierta y recibió el golpe de olas de cinco metros.

Pero no todo lo malo ha sucedido en el interior del barco, también fuera. Leonor ha tenido que luchar contra la excesiva presión mediática. A diferencia de la travesía de Juan Carlos I y Felipe VI, la hermana de Sofía se ha enfrentado a nuevas tecnologías, mayores mecanismos, más presencia de fotógrafos, incluso personas anónimas con un móvil con cámara de fotos y para colmo acceso a redes sociales, donde la fotografía llega a todo el mundo en cuestión de segundos y es imposible borrarla.
Leonor está agobiada por la presión mediática
En San Salvador de Bahía se la fotografió en una fiesta previa a carnaval con un compañero con el que tiene una excelente relación. Se atrevieron a comentar que sería su nueva pareja. Hablan de un supuesto beso pero esa fotografía nunca ha aparecido. En Montevideo la fotografiaron en la playa con sus compañeros mientras tomaba el sol en bikini. Unas imágenes que se publicaron en una conocida revista española. Para colmo, en Punta Arenas una persona anónima la fotografió en un pub con una jarra de cerveza en la mano y un centro comercial filtró las imágenes captadas por sus cámaras de seguridad, un delito contra la intimidad y la privacidad de la persona.
En su última aparición en Valparaíso se la vio cabizbaja, triste y muy agobiada con los últimos acontecimientos. En estos días en los que el barco navega hacia Perú, la princesa solo ha salido del camarote para asistir a las maniobras con sus compañeros. Apenas come, aunque se le obliga. No tiene mucho apetito y ha perdido el interés por esta formación. No solo no se siente segura ella, sino que además cree que está haciendo daño a sus compañeros.
El equipo médico está muy preocupado por la salud de la princesa. Se le ha hecho un reconocimiento médico para valorar su estado. Nuevamente han tenido que inyectarle vitaminas y suero por deshidratación.
