El fin de semana deportivo y militar de la princesa Leonor en San Javier, Murcia, ha dejado una retahíla de anécdotas e imágenes inusuales de la futura reina de España (Jaime del Burgo mediante). La hija de Felipe VI y Letizia ha sido inmortalizada con diferentes equipaciones deportivas, ahora de esgrima, ahora de voleibol, ahora de seguidora, a raíz de su participación en las pruebas del Interacademias, los Juegos Olímpicos de las escuelas militares. No le ha ido demasiado bien a la dama cadete VIP; su aportación no se ha traducido en victorias. Gafe, pobre. Sin embargo, los chicos y chicas de la Academia General Militar de Zaragoza han obtenido la medalla de oro global, difuminando los batacazos reales. Sabor agridulce, por lo tanto.
A lo largo de los cuatro días del evento, que puso el punto final el martes con una exhibición aérea y la entrega de los premios, hemos podido ver las estampas de la princesa gracias a dos vías principales. La primera, la propia web de la competición castrense, con crónicas que ni Víctor Hugo Morales viendo los goles de Maradona, salpicadas con algunas fotografías de la royal. En ningún momento, eso sí, explicaban detalle alguno de las peripecias de la DAC Borbón, no querían hacer sangre. La otra puerta de entrada para curiosear, Instagram. Las cuentas de fanáticos de la monarquía, en general, y de la heredera en particular, eran los más rápidos en difundir material bien fresquito de lo que pasaba en la Academia del Aire de San Javier. Desde aquí, gracias, por la parte que nos toca.
Precisamente uno de estos perfiles, donde el día a día de sus ídolos es pintado de un rosa que ni la mismísima revista '¡Hola'! sería capaz de emular, nos ha puesto sobre la pista de un hecho que, la verdad, seguro que la Casa Real y la Academia hubieran querido mantener en un rincón. Habla de los privilegios de la que, repetitivamente, nos dibujan como "Leonor, una más de la tropa". El lema suena tan bien como el de "la justicia es igual para todos", y que a la hora de la verdad no se cumple con algunos Borbones. La princesa recluta tiene prebendas, lujos, favores y distinciones que la separan del resto del cuartel. Una cosa es ir a tomar birras, burgers y torreznos un domingo por la tarde; otra pasar por alto que tiene sangre azul y, por lo tanto, vive en otro mundo, planeta y universo.
Leemos, literalmente, el mensaje de uno de estos clubs de fans, incrustado sobre dos nuevas instantáneas inéditas de la hija de Felipe VI durante la clausura de las jornadas. "Finalizada la competición, por motivos de seguridad, Leonor ha regresado a Zaragoza en avión. Le esperan un par de días de rutina antes de comenzar unas maniobras que durarán una semana", y en las que utilizará munición real de combate, por primera vez. ¿La clave? "En avión". No como el resto de la expedición, que se habrá comido 7 horas de viaje en autocar, como mínimo. Leonor los dejó tirados y en una horita, dejando atrás unos cuantos kilogramos de CO₂ a la atmósfera, a costa de los paganinis de siempre y con el comodín de "la seguridad", lo tenía hecho. Como una reina, vaya. No, la Borbón no es como el resto. No es una di noi. Hay clases y clases. Los amigos de la princesa no le han hecho ningún favor. Ya aprenderán a ser más discretos la próxima vez.