La princesa Leonor, heredera al trono de España, después de 16 años viviendo bajo el control de Zarzuela, empezó a experimentar una nueva libertad desde que dejó los confines de palacio para cursar Bachillerato en el UWC Atlantic College de Gales. Libertad que ha seguido disfrutando en la Academia General Militar de Zaragoza. Sin embargo, esta libertad no es del agrado de Zarzuela, que se esfuerza por contener la divulgación de información comprometedora para la hija de la reina Letizia y el rey Felipe VI. Una escena que se repite casi cada semana es motivo de preocupación: Leonor y sus salidas nocturnas.
Los cadetes suelen frecuentar la zona universitaria de Zaragoza en su tiempo libre, especialmente los fines de semana, y la princesa Leonor no es una excepción. Pero lo que deberían ser noches divertidas a menudo se convierten en problemáticas, no tanto para ella como para el resto del público. Medios como Monarquía Confidencial y Voz Pópuli han recogido estas escenas en varias ocasiones, testificando la actitud desinhibida de Leonor, que llama la atención de los presentes.
Problemas con la presencia de la princesa Leonor en las zonas de ocio de Zaragoza
Para preservar la privacidad de la princesa, los escoltas despliegan medidas estrictas en el local, aumentando su número alrededor de Leonor y realizando registros de bolsos, así como la confiscación de teléfonos móviles en el área de baños femeninos mientras ella está dentro. Estas medidas, aunque comprensibles, causan incomodidad entre los asistentes, especialmente entre las chicas, que se sienten cohibidas por la presencia excesiva de los guardaespaldas y la rigurosa supervisión de los dispositivos electrónicos.
La situación se complica aún más cuando los conflictos estallan mientras algunas jóvenes deben esperar mientras Leonor está en el lavabo, requiriendo la intervención de los escoltas para calmar los ánimos. La tensión en el ambiente es palpable, y la presencia de los guardaespaldas parece aumentarla en lugar de disiparla. Aunque las noches suelen resolverse sin mayores incidentes, dejan un ambiente enrarecido a su paso, afectando negativamente el disfrute de otros jóvenes.
La realidad es que Leonor se ha convertido en protagonista para mal en las noches de fiesta, con los escoltas obligados a intervenir para mantener la seguridad y la privacidad de la heredera al trono. Sin embargo, estas intervenciones no solo generan incomodidad entre los asistentes, sino que también reflejan el desafío que supone para la Casa Real adaptarse a la vida fuera de los muros del palacio, donde la libertad personal de la princesa choca con las responsabilidades y la imagen pública que se espera de ella.