Leonor, como ya se habría dicho en los primeros días de su ingreso a la Escuela Naval de Marín, empezó con cierta desventaja. No estaba en plena forma física, lo que impulsó a los altos mandos a crear un plan especial de nivelación para que pueda continuar con la instrucción castrense. Además de esto, la princesa está aprovechando su ‘independencia’ para conocer la provincia. Tal y como lo harían su padre y su abuelo años atrás. Lo curioso es que, pese a la intervención de la escolta, la princesa se está convirtiendo en protagonista por malas razones en sus salidas nocturnas.
Si hay algo que destacar es que Leonor se adapta muy bien a los entornos. Ha retomado su formación con nuevos compañeros y ya se adaptó a ellos y tiene varias amistades. En las primeras imágenes se le ve muy integrada, algo que se refuerza conforme pasan las semanas. Por eso no es del todo una sorpresa la información que revelaba la periodista especializada en la Familia Real, Nuria Marín. Decía que la princesa y los jóvenes de la Escuela Naval terminan sus turnos y se quitan el uniforme para vestirse de civil e irse a pasear.
La visita por el pueblo marinense no queda en salir a comer y conocer los lugares más emblemáticos, sino que aprovecha para conocer la vida nocturna de la ciudad. Es así como la hija de los reyes es captada en una discoteca tras otra, salidas que hacía mientras estaba en Zaragoza. Pero las alarmas se han encendido por el comportamiento de los guardaespaldas, que defienden de manera tajante a la heredera y hacen lo que tengan que hacer para evitar un escándalo. Te contamos más.
Las medidas extremas que toma la escolta de Leonor en las discotecas
Solo los fines de semana, la futura reina de España y sus colegas guardiamarinas tienen permiso para salir a divertirse. Siempre vestida con atuendos casuales, pero elegantes, llama la atención donde sea que llegue. Probablemente, no quiera destacar y aun así no logra pasar desapercibida. Despierta la curiosidad de todos los que la rodean, que buscan tener algún acercamiento y hasta le realizan fotografías.
El dispositivo de seguridad que la acompaña decide intervenir, porque no se pueden filtrar fotos ni vídeos de la princesa en esas condiciones. Los guardaespaldas llegaron a límites insospechados, generando molestias a los jóvenes. Pero fue incluso más extremo con algunas de las mujeres que accedían a los lavabos, pues les pidieron revisar sus bolsos para evitar cualquier mínima prueba de la presencia de la royal.
A pesar de que este protocolo de seguridad se hizo con cierta discreción, no surtió todo el efecto deseado. Ya se supo que las órdenes vienen desde arriba, que la prioridad es salvaguardar la imagen de Leonor y proteger en todo momento el cordón sanitario autoimpuesto por la Familia Real. No necesariamente porque esté descontrolada o disfrute en exceso de estas libertades permitidas, sino porque intentan evitar cualquier conflicto con la prensa.
¿Cada vez que Leonor salga a bailar tendrán que mantener estas políticas de seguridad y reserva? No parece sostenible en el tiempo.