Leonor regresó a Zarzuela el pasado jueves con motivo de las fiestas navideñas. La Academia General Militar de Zaragoza, siguiendo el calendario escolar, cierra sus puertas hasta el próximo lunes 8 de enero, momento en que la princesa volverá con sus compañeros. Por ahora su agenda institucional está completamente vacía, sus padres quieren que descanse y se centre en su formación. Aunque la princesa dispone de un helicóptero para volar a Madrid todos los fines de semana, prefiere no usarlo y quedarse con sus compañeros en Zaragoza, con los que tiene una excelente relación. Ha formado un grupo muy afín. La hermana de Sofía es muy querida en su curso. Leonor tenía muchas ganas de volver a casa para reunirse con su familia, no obstante, ya no es una niña y no piensa quedarse todas las fiestas encerrada en casa.
Leonor disfruta como una persona de su edad: desobedece las órdenes de Letizia
Aunque ella es princesa y su hermana infanta, ambas intentan disfrutar de su juventud y hacen planes con sus amigos como cualquier persona de su edad. Leonor disfrutó el pasado día 1 de diciembre de una cena y largas horas en la discoteca Flitz, en Madrid. Estuvo con un grupo de amigos, cinco chicas y dos chicos, uno de ellos podría ser el posible novio de Londres, hasta las seis de la madrugada. Protegidos en un reservado VIP. Entraron de forma muy discreta por la puerta del hotel contiguo, aunque el personal de seguridad de la sala levantó todas las sospechas. Bebieron vodka y refrescos de limón. Esta actitud no gustó a Letizia, que le recordó que dentro de unas décadas sería ella la reina de España. Cualquier cosa que haga ahora le salpicará en el futuro, debe cuidar todos sus pasos y las formas.
Desde que ha cumplido la mayoría de edad y vive fuera de Zarzuela, Leonor no sigue ni una sola norma de su madre. Quiere disfrutar de su independencia y libertad. Ahora es ella quien toma sus propias decisiones, la reina se enfada porque no le gusta que nada escape de su control.
Leonor no está sola en Madrid. Quiere pasar tiempo con todos sus amigos. Los de la escuela, los de Gales y algunos de Zaragoza que también residen en la capital. Después de la cena de Nochebuena, la princesa pidió a sus padres permiso para marcharse a una fiesta que organizaba uno de sus amigos. Letizia tuvo que aceptar y dejarla marchar, aunque no pudo conciliar el sueño en toda la noche. Le pidió que llegase pronto a casa, no como la ocasión anterior, y que en ningún momento saliese nada. Sus escoltas velaron por su seguridad y se encargaron de cumplir las órdenes de la reina.