Hará tres meses que la princesa Leonor ya es mayor de edad. La heredera sopló velas el pasado 31 de octubre, mientras su madre ya estaba viviendo un calvario por los mensajes que estaban a punto de estallar de su examante Jaime del Burgo. La hija mayor de Felipe y Letizia ya tiene edad para, como se ha demostrado, salir de fiesta hasta las tantas, bailar como si no hubiera un mañana en una discoteca de Zaragoza, e incluso, pasarlo mal en los lavabos, desalojados por unos escoltas antes de que entrara ella. "Como una cuba", dijeron algunos testigos que coincidieron con ella de marcha el pasado fin de semana.

Leonor ya tiene edad para tomar alguna copita de más, para coger un fusil mientras hace prácticas en la academia militar de Zaragoza y para sacarse el carnet de conducir. Cosa que de momento, parece que le lama un pie. Ni está ni se la espera en alguna autoescuela. Quién quizás algún día conducirá el país desde Zarzuela parece que no tiene prisa por conducir ni ir arriba y abajo con sus amiguis sin que la lleven los cuerpos de seguridad que le pone papi a su disposición. De momento, solo hemos visto a Leonor dentro de un coche en los asientos de atrás. A veces, con la grave imprudencia por parte de la familia real de hacer que viajen ella y su padre en el mismo vehículo, cosa que por seguridad no está nada recomendada, por si pasa algo y de una tacada no hubiera rey ni reina en España.


Este pasotismo no gusta nada a su padre Felipe, que desde bien pequeño es un loco de los coches y del motor, pasión, sin embargo, que parece que no comparte su hija. Más bien lo contrario. El olor de gasolina más bien separa a los dos Borbones, no tienen nada que ver en este tema. A la princesa se la trae al pairo conducir y a Felipe le gustaría que su hija ya se pusiera al volante. Pero va camino de esperar sentado porque de momento, no tiene ninguna intención. Qué diferente de cómo era Felipe cuando tenía la edad de su hija. Diferencia que se demuestra con un regalo de cumpleaños que sí tuvo Felipe y no ha tenido Leonor. El actual monarca celebra su cumpleaños el 30 de enero. Pocos días antes del día que cumplió 18 años, el 30 de enero de 1986, Felipe recibió un generoso regalo de parte de su padre Juan Carlos.

Un regalo que recibió ni más ni menos que en Barcelona, en concreto, en el circuito de Can Padró. Cuando Felipe aprobó el carnet de conducir, el emérito le regaló su primer coche. Un Seat Ibiza, marca catalana, uno de los modelos más populares, tal como recuerda El Español, de color dorado, un modelo que en aquellos momentos costaba poco más de 800.000 pesetas de entonces, unos 5000 euros. Juan Carlos encargó el vehículo que la marca hizo una versión exclusiva, solo fabricaron una unidad que pintaron de aquel color que no estaba dentro de la gama del resto de coches. Un coche con el que subía a esquiar a Baqueira ("solía poner en algún que otro aprieto a sus escoltas porque el coche iba muy ágil"), que después de un tiempo que se cansó, fue a parar a un garaje de Logroño.

A Felipe siempre le han gustado los coches, cuando era pequeño, se le veía a menudo conduciendo por los alrededores de Zarzuela un kart que le regaló su padre. Como lo que le hizo por los 18 años. Un regalo que recibió Felipe que no ha recibido Leonor ni creemos que reciba en un tiempo. Y eso que muchos de sus primos sí que tienen esta debilidad por las cuatro ruedas y a menudo cogen coches. No es su caso. En cualquier caso, el día que se ponga, si es que se pone, seguro que el coche que le regala papi costará un poco más que las 800.000 pesetas que le costó el Seat Ibiza del año 86.