La princesa Leonor continúa con su Juan Sebastián Elcano on tour por las Américas, llegando a diferentes puertos después de estar unos días navegando con sus compañeros en el buque-escuela. La heredera ya ha estado en Brasil, en Uruguay, en Chile o ahora en Perú, donde había expectación y nervios, sobre todo por parte de Zarzuela, para tratar de evitar que se repitan más imágenes de la hija de los reyes donde no toca, de fiesta, bebiendo cerveza, bañándose en bikini, porque dicen que la imagen que quieren proyectar de la joven es la de una chica que se toma seriamente su formación marcial y que dedica más horas a los ejercicios en cubierta o subiendo a las velas, que no vestida de noche o en la playa, de relax con el novio y el resto de compañeros guardia marinas.

Letizia especialmente está con la mosca tras la oreja desde que se publicaron las imágenes de su hija de campo y playa y en la Casa Real han decidido controlar un poco más las apariciones de la Borbón, especialmente si no están encima del barco. Ahora, por ejemplo, Leonor ha estado cenando en un restaurante de Perú, su nuevo destino, y de momento no han trascendido las imágenes. Sí, en cambio, una información que ha sido un baño de realidad, una cura de humildad, una bofetada al orgullo de los Borbones, acostumbrados a que todo el mundo les ría las gracias, que todo el mundo vaya haciendo genuflexiones a su paso, bajando el brazo y arrodillándose, haciendo lo posible y lo imposible para tener contenta a la familia real y que no les falte de nada. Pero de vez en cuando, ya va bien que los monarcas o en este caso, su hija, se den cuenta de que no en todas partes pierden el norte para salir en la foto con ellos.

Es lo que acaba de pasar en un restaurante en la localidad peruana de Barranco, concretamente el 'Isolina'. Ella, el novio y unos amigos, según la revista Cosas, han ido hacia allí para disfrutar de la comida criolla de la zona, las cosas típicas del lugar, y según el Huffington Post, lo que han experimentado "sería impensable en España". Al enterarse de la presencia real en el local, Cosas se puso en contacto con el chef del establecimiento y alguno de sus trabajadores, y todos aseguran que ningún miembro del equipo supo que estaban sirviendo a la futura reina de España. Vaya, que no tenían ni papa, ni pajolera idea de que aquella joven comensal y sus amigos eran la princesa, el novio y compañeros del Elcano. Nadie la reconoció, y según el hostelero, nadie sabía que Leonor iría a comer: "Llegó una persona sin reserva, pidió una mesa. Después de un rato volvió con todo el grupo y pidieron como cualquier otra persona. Pidieron, comieron, pagaron y se fueron". En total iban 8 personas.

El chef insiste en que no hubo ningún tipo de protocolo de seguridad porque en ningún momento reconocieron a la princesa, "a pesar de que en el local también había un equipo de seguridad vestido de civil. Siempre vienen turistas, no notamos que era ella", ha dicho uno de los trabajadores. Un hecho que sería imposible en España, donde solo entrar en cualquier local, los trabajadores se harían fotos con ella y todo el mundo giraría la cabeza en dirección a la mesa donde estuviera ella, interesados para compartir restaurante con la hija de los reyes.