El pasado 14 de febrero, Leonor pudo tomarse por fin un respiro después de tres semanas de navegación a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano. Ya ha pasado una de las partes más duras de la formación. Ahora las escalas serán mucho más cortas. A la princesa le ha costado adaptarse a esta nueva vida. Sus compañeros ya se habían formado en cursos anteriores, y esta prueba es como el examen, sin embargo para ella todo es nuevo. Nunca había pasado tanto tiempo encerrada en un espacio tan pequeño con mal temporal. Sufrió mareos y vómitos, tuvo que tomarse biodraminas cada ocho horas. Los primeros días se ausentó de clase.

El barco desembarcó en el puerto de Salvador de Bahía, en Brasil, una zona que Leonor conoce como la palma de su mano porque su pareja era de ahí. Viajó en varias ocasiones. Ha podido estar cinco días de descanso hasta que este miércoles ha vuelto a poner rumbo a Uruguay.

Leonor buque escuela
Leonor en el buque escuela

Leonor se reencontró con su pareja, Gabriel 

Leonor está viviendo una experiencia única y este destino le ha servido para reconectar y cargar las pilas. Los altos cargos le han dado unos merecidos de descanso y a diferencia de sus compañeros, ella ha podido dormir fuera del barco. La hija de Letizia y Felipe VI se ha reencontrado con su pareja, o al menos con ese amigo tan especial, porque supuestamente según las últimas informaciones dejaron su relación por la distancia, pero han continuado viéndose en Nueva York y España.

Leonor ha dormido con él en uno de los hoteles de Salvador de Bahía todo el fin de semana y también han hecho algo de turismo. Al estar tan lejos de España la prensa la ha dejado un poco de lado y los escoltas también han hecho todo lo posible para que los tortolitos tengan su espacio.

Esta mañana se ha despedido de Brasil con el resto de sus compañeros para zarpar hacia Uruguay y se la ha visto mucho más animada y con mejor color que cuando bajó del barco el 14 de febrero, en la que estaba destrozada por los moretones. Eso es prueba de que la formación naval es dura, exigente y no se hace ningún trato especial con ella.

Alejandro Entrambasaguas explica que “la información que me trasladan es que varios días antes de llegar (a Brasil), se resbaló en una de las partes de la cubierta del buque que estaba mojada por humedad. La princesa no se dio cuenta en ese mismo momento y fue a los dos días cuando empezó a notar varias molestias. Fue al servicio médico del barco y fue cuando se dio cuenta de que tenía esas marcas”. Según ha explicado el periodista, “fue un buen golpe, se dio con la barandilla del buque, pero más allá del incidente no ha tenido que tomar medicación ni nada”.

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Leonor en el buque / GTRES