Las relaciones entre los primos Borbón son desiguales. De ninguna de las maneras se puede hablar de ambiente idílico ni de fluidez. Los Marichalar y Urdangarin van por un lado; las niñas Ortiz, por otro. Difícilmente hay mezcla, excepto en alguna ocasión especialísima, como el cumpleaños de la heredera del trono. La fiesta de mayoría de edad contó con algunas presencias, aunque las ausencias fueron más ensordecedoras. Por ejemplo la de Pablo Urdangarin y Victoria Federica, más disponibles para dar amor pasional que familiar. Una que sí que estuvo era un topo del enemigo: Irene Urdangarin. La benjamina, unos meses mayor que su prima y futura reina, se presentó en Moncloa. Hizo de correveidile de su querida e idolatrada Vic.
Irene tiene fijación por la influencer, alucina con su estilo de vida y quiere saber qué se siente. Con la mayoría de edad (celebrada en Ginebra y sin Leonor ni Sofía) ya no se tiene que esconder. Los esfuerzos de su madre Cristina por alejarla y centrarla estaban resultando inútiles, y por eso ha favorecido que la niña se tomara un año sabático, en el que alcanzaría diferentes metas. Actualmente está en Camboya, haciendo voluntariado, muy lejos de casa, también de Vic y su mundo de tentaciones. Es una manera de intentar recuperarla, que se tome los estudios seriamente y no se abandone, como la hija de Elena, a la vida de nini privilegiada y hortera. Si servirá de algo o no, solo lo dirá el tiempo.
Volviendo a los cruces familiares entre la juventud borbónica, es aquí donde recuperamos la figura de Leonor, la dama-cadete más famosa de la convulsa Academia General Militar de Zaragoza. Una decisión de la princesa la coloca muy cerca de su prima Irene, parece querer seguir sus pasos. Descartado el tema influencer, quedan dos posibilidades. Una, que deje la instrucción castrense y se vaya a hacer misiones solidarias a la otra punta del mundo. Ya les adelantamos, sin embargo, que no va por aquí. Por lo tanto, descubrimos ya el misterio. Resulta que el proyecto actual de Leonor es mucho más modesto: según 'Informalia', sacarse el carnet de conducir. Precisamente, la otra mitad del año sabático de Irene. Le costó un montón. No tanto, sin embargo "sacarle el coche a abuelo", como le recomendaba Victoria Federica.
Los periodistas decimos muy serios desde hace meses "Irene, que vive en Madrid para sacarse su carnet de conducir" como si sacarse el carnet de conducir fuera como cursar ingeniería de caminos.
— Pilar Eyre (@pilareyre) December 20, 2023
Irene dejó Ginebra tras descartar entrar en una carísima escuela de hostelería en Lausana (no aprobó el examen, aseguraron varias fuentes), y se instaló en Madrid con la yaya Sofía, en Zarzuela. La excusa de la autoescuela se hizo tan recurrente que pasó a comedia: Irene cae bien, pero parece vaga. Según la revista '¡Hola!' ya tiene la licencia, con la que "es muy útil" en su tarea humanitaria. Dudamos, sin embargo, que esté conduciendo por el mundo con la 'L' en la espalda, pero a saber. En todo caso, Leonor ahora ha decidido que también quiere carné, quiere coche, quiere la libertad del anuncio aquel de la manita por la ventanilla. Estudiará y se examinará mientras esté en la Academia Militar: empieza la apuesta entre primas. La princesa lo tiene fácil para superarla.