Tras embarcarse en su aventura por el Atlántico, las primeras semanas fueron todo un desafío para la princesa Leonor, quien sufrió severos mareos, náuseas y otros síntomas típicos de la cinetosis. Estos malestares físicos complicaron aún más su proceso de adaptación, llegando a sentir que no podía soportar más la situación.
Sin embargo, la heredera no tardó en encontrar algo de consuelo en el ritmo de la vida a bordo, con el apoyo de la tripulación y, sobre todo, los fines de semana. Estos días de descanso se han convertido en un punto de escape para Leonor, quien puede relajarse y disfrutar de la compañía de sus compañeros. Las fiestas a bordo del Elcano, especialmente los viernes y sábados, se caracterizan por un ambiente distendido. Reuniones remojadas con bebidas animosas como vino o ron, y que en ocasiones han terminado con Leonor y otros compañeros bastante perjudicados con la tranquilidad de que no tienen que responder a las obligaciones hasta el lunes siguiente.
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Vía de escape para la princesa Leonor
Aunque aún debe recurrir a medicación para aliviar los efectos del mareo, Leonor ha logrado adaptarse mejor con el paso del tiempo. Lo que comenzó como un proceso doloroso, ha ido transformándose en una experiencia que la joven Princesa disfruta cada vez más, especialmente cuando los momentos de ocio y diversión se convierten en su válvula de escape. La princesa ha podido encontrar un equilibrio entre sus responsabilidades y el descanso, y las celebraciones del fin de semana le permiten liberarse de las tensiones acumuladas de lunes a viernes.
La vida en el buque escuela Elcano ha sido una oportunidad para que Leonor se mezcle con los demás cadetes, sin que su estatus real la haga destacar en exceso. Desde su ingreso en la Academia Militar de Zaragoza, la princesa ha demostrado ser muy accesible y cercana con sus compañeros, disfrutando de la camaradería que tanto valoraba su abuelo, Juan Carlos I.
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Una más entre los cadetes
Esta actitud abierta le ha permitido integrarse de manera natural en su entorno, participando en actividades y eventos en los que la diversión y la fraternidad son las principales protagonistas.
No obstante, como decíamos, el ambiente festivo que le permite desconectar de la disciplina diaria, no siempre termina de la mejor manera. Sin embargo, la princesa parece no tener reparos en disfrutar de estos momentos y en verlos como una parte más de su formación, lejos de ser una simple escapatoria.