La princesa Leonor está viviendo el octubre más movido de su existencia. Un mes que, hasta ahora, siempre había sido de ilusión infantil, por eso del cumpleaños de la niña. Este día 31 todo cambiará. Cumple 18 años y tira la puerta. Su papel institucional no será el mismo, tampoco la intensidad, y por descontado su relevancia. Es cierto que ya le ha visto las orejas al lobo desde la entrada al ejército a hacer una mili prémium de tres años, dibujándole un panorama muy diferente de lo que recordábamos. A Leonor se la ve, sin embargo, bien. A gusto. Disfruta del role play monárquico. También se suelta como inminente adulta, poniéndose guapa y siguiendo las huellasde la mami. En este sentido, el programa de actos de este mes (jura bandera - premios Princesa de Asturias - cumpleaños - jura de la Constitución) le ofrece un enorme abanico de posibilidades estilísticas, una pasarela royal. En Oviedo, evidentemente, todo el mundo esperaba su llegada y elección en el vestuario.
El Teatro Campoamor, escenario de la gran historia de amor de la realeza actual, acogía también un cambio de papeles entre la princesa y la yaya Sofía. Es la última aparición de la emérita en estos actos tan estimados por la Casa Real española. Juan Carlos hace tiempo que no pone un pie allí, por todo eso que todos sabemos. Ahora es el turno de la griega, que como el próximo año Leonor será mayor de edad, su presencia ya no responderá a una cuestión protocolaria. Ya no será tan VIP. La otra Sofía, la hermana infanta, tampoco se lo ha perdido. Así salían del hotel Reconquista, epicentro de la delegación real.
De azul oscuro, con un vestido con mangas y una falda, modesta, no demasiado arriesgado y en previsión de lluvia: así se ha presentado Leonor a la entrega de los Premios Princesa de Asturias. Del color, más o menos, de la tierra, pero más oscuro. Acorde con el día gris, frío y lluvioso que dominaba el acto. Letizia iba mucho más potente, con un traje negro ajustado, de gala. La infanta se acercaba, a pesar de que más juvenil, evidentemente bajo el control materno. Y la yaya Sofía, con un look moderno y salvaje, cerraba el cuarteto.
La familia real llega al Teatro Campoamor para asistir a la ceremonia de los #PremiosPrincesaDeAsturias pic.twitter.com/9W2IHALkc0
— La 1 (@La1_tve) October 20, 2023
Y qué manera de cerrarlo. A Sofía quizás le podía la emoción, pero tenían que tirar de ella. Concretamente, la princesa. Parecía una acomodadora en un cine, guiándola para que no se perdiera. Ha habido diferentes momentos en los que Leonor ha ido detrás de la abuela, cogiéndole el bolso, ahora para aquí, ahora para allí. Al acceder al edificio, Sofía reía con una mueca más que evidente, como que iba un poco perdida. Durante el saludo a las autoridades ha sido peor la cosa. La princesa ha ventilado el trámite con prestancia, pero la griega se ha recreado en comentarios y palique con la fila, en la que estaba Nadia Calviño o Miquel Iceta. Se ha eternizado. Felipe, Letizia, Leonor y Sofía esperaban, inmóviles, a que la señora acabara su número de despedida. Con resignación y tedio. Necesitaban que se dirigiera a su palco, porque ellos presidían y se sentaban en la mesa central. La hermana de la tía Pecu ha retrasado este paso y las miradas de la nieta la delataban. Por un momento, hemos sentido al fantasma de la Catedral de Palma. Falsa alarma, sin embargo. No era el día. Ha madurado.