Ha llegado uno de los acontecimientos más importantes para los reyes Felipe VI y Letizia, los premios Princesa de Asturias. Esta es la tercera edición que se celebra desde que Leonor adoptara este título, y un año más seguirá sin asistir. Dejando de lado esta incipiente polémica -ante las muchas voces que claman que tendría que empezar a tener agenda oficial propia- durante la noche del jueves se ha visto su madre brillar.
Siguiendo la tradición, los Reyes han asistido este jueves al concierto previo celebrado en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, donde este año se ha representado Iván el Terrible de Serguéi Prókofiev. Ahora bien, Letizia ha ido innovando, saltándose el protocolo que hacía años que seguía: vestir de negro.
Las gaitas pusieron música en la triunfal entrada de los monarcas, destacando el azul noche del vestido de seda de la Reina. Largo hasta los tobillos, con falda plisada y botones en la espalda, ha lucido un diseño midi de tirantes de su querido Felipe Varela. Unos zapatos de ante del mismo tono y un bolso de mano negro han complementado un look en el que las protagonistas han sido las joyas XL.
Y es que Letizia ha apostado por unos grandes pendientes con diamantes y topacios, que casi quedan en un segundo plano al exhibir las pulseras gemelas de Cartier, dos brazaletes de diamantes muy llamativos.
El cuidado moño y el maquillaje natural con el que ha aparecido también han ido en sintonía con el aura de elegancia que rodeaba a la Reina. Un acontecimiento, pues, con una protagonista clara.