Esta mañana han tocado diana muy temprano en Zarzuela. Tocaba trabajar. Recibían a una invitada VIP cinco estrellas en el mundillo de la geopolítica: la mujer del presidente de los EE.UU. Joe Biden. El demócrata llegará mañana a Madrid a la cumbre de la OTAN, pero su mujer Jill Tracy Jacobs, aka Jill Biden, ha hecho de avanzadilla. Y a Letizia le ha tocado hacer de anfitriona, de sherpa, de guía turísitca o como le quieran llamar, a la primera dama de la potencia americana, que además trabaja como profesora. La invitada ha llegado al exterior del edificio y se ha encontrado con la bienvenida de la consorte, menos morena que el sábado, sorprendentemente. Ha estado efusiva. Demasiado. Forzadita. Le ha agarrado de los brazos a la primera de cambio. Controlando la situación. Pero vaya, que no nos pondremos puñeteros. De momento.

Letizia ha llevado a Jill hasta la escalinata del palacio, la primera con un traje de lunares de inspiración flamenca y olé, y la segunda de rojo intenso y de estilo mucho más sobrio. La forma en la que la conducía hace pensar que la guardia urbana en general ha perdido a una buena agente de tráfico, de aquellas que controlan el ir y venir de los coches con los brazos haciendo una danza implacable: sólo avanzarás por dónde yo te diga. Mandona, vaya. La ha colocado a su lado, se han hecho la foto y hale, pa'dentro a hacerse la clásica foto charlando tranquilamente, como buenas amigas. La frialdad, sin embargo, ha sido considerable. Y tampoco ayudaba la postura de la reina, muy impostada.

Letizia con Jill Biden en la escalinata de Zarzuela / EFE

No sabemos cómo habrá ido la conversación de 45 minutos que han mantenido durante la mañana, pero los 30 segundos que han podido captar agencias como Europa Press permiten hacerse una idea del ambiente y el diálogo, supuestamente relativo a materias como la educación, la lucha contra el cáncer, los derechos de la mujer o la salud mental (este tema muy espinoso para Letizia). Y apostamos una cena a que sería parecido a lo que vemos y oímos en el único material que se ha filtrado a los medios, o cuando menos que se ha publicado, mientras hablaban de la familia. De momento, la Casa Real no lo ha hecho público. Vete a saber el porqué. Quizás por el festival de soniditos de aprobación un tanto ridículos e innecesarios de la mujer de Felipe, que muestran más desinterés que otra cosa. Sobreactuación, así de sencillo. Pueden ver el vídeo clicando en la fotografía.

Letizia charlando con Jill Biden / EFE

La agenda de las dos mujeres incluía una visita a la sede de la Asociación Española contra el Cáncer, y mañana será el turno de un centro de acogida de ucranianos en una localidad madrileña. Será de noche cuando Jill se reencuentre con Joe y asistan, con el resto de estadistas, a la cena que ofrecerán en el Palacio Real. Aparte de los planes en pareja, Letizia y Jill Biden compartirán más tiempos juntas con el resto de parejas de los máximos representantes. Mucho tiempo libre no tendrán, arriba y abajo: del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso en Segovia para ver los jardines, las fuentes, el palacio y la Real Fábrica de Cristales, al Museo Reina Sofía de Madrid para ver el "Gernika" de Picasso.

Letizia con Jill Biden en la Asociación Española contra el Cáncer / EFE
Letizia durante la explicación en la AECC / EFE

Si sigue a este ritmo, la americana acabará hasta el moño de la española. ¡Help! Intensita, ¿verdad?