La reina de España tiene ganas de marcha. Tiene 50 años, las niñas ya están creciditas y más o menos encauzadas, y su relación de pareja pasa por momentos de incertidumbre y tensión. Por eso la mejor válvula de escape es una buena juerga. En su caso, evidentemente sin alcohol: ya sabemos que Letizia no lo soporta. Su receta de diversión es mucho más healthy: se resume en un "bailad, bailad, malditos." Tiene una oportunidad de oro este días, porque en Madrid empieza el Primavera Sound. El festival barcelonés tiene sucursal en la capital de España, y la consorte podría escaparse a pegarse unos dancings. De hecho está preparando su look festivalero. No es una opinión. Es una certeza.
Este miércoles la mujer de Felipe VI ha presidido un acto en compañía de Ana Botín, dueña del Banco Santander. Curiosamente, patrocinador del megafestival de música. La temática no tenía nada que ver con el desenfreno y los conciertos, la cosa iba de donaciones y apoyo a ONGs, 'Euros de tu nómina'. Entre los asistentes estaba una Soraya Sáenz de Santamaría que reaparecía después de una larga y misteriosa ausencia. Muy implicada, Letizia ha dirigido un discurso lleno de gestualidad y entusiasmo. ¿Qué ha dicho? No mentiremos; no hemos prestado demasiada atención. ¿Por qué? Porque su pelo nos ha dejado aturdidos, sin palabras. Un detalle aparentemente insignificante, pero real, verídico. La reina se hace cosas en la melena. Cosas de juventud. Cosas de hippies. Cosas de sus hijas.
Las trencitas festivaleras de la reina de España impactan
Ni más ni menos que trencitas. ¿De qué tipo? Cada uno que le ponga el adjetivo que quiera. Diarios y digitales cortesanos las han bautizado como propias de un look hippy o fiestero. Nos recuerdan a las que lució su hija pequeña, la infanta Sofía, durante aquella visita con su hermana y princesa Leonor al Museu Dalí de Figueres. Aquellas fueron descritas como étnicas y eran muy evidentes. En el caso de la madre, sin embargo, han sido más discretas. Tanto que más que unas trenzas propiamente dichas lo que parecía era un experimento, un simulacro. Te tenías que fijar mucho para encontrarlas. Solo cuando giraba la cabeza en una dirección determinada y la luz de los focos las iluminaba correctamente eran perceptibles. Allí están, amenazando un desmelene en toda regla.
La Reina, con los ganadores de la XV Convocatoria de #EurosDeTuNómina y con los participantes en el panel que se ha desarrollado durante el acto de clausura de la convocatoria.
— Casa de S.M. el Rey (@CasaReal) June 7, 2023
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El estilo capilar chirriaba con el sobrio vestuario escogido durante un acto con Ana Botín
La floritura capilar chirriaba con el estilo habitual de la reina en cuestiones de pelo. Tampoco casaban con el vestuario escogido para la ocasión, un vestido azul cielo de Adolfo Domínguez y un bolso de Furla, muy sobria. Precisamente por eso el tema trencitas llamaba más la atención, proporcionándole un toque radicalmente informal. Vanitatis escribe: "Nos ha hecho sospechar la discontinuidad y el espacio entre las mismas, como si se hubiera hecho trenzas para un concierto y se las hubiera deshecho esta mañana, habiéndose quedado la huella de ese característico peinado propio de los festivales de música". Ya imaginamos la escena, madre e hijas frente al espejo haciendo probaturas y diciendo "sí, mami, qué guay". Y de allí directa al concierto de los Pet Shop Boys, o de Rosalía, o incluso a botar con Kendrick Lamar. Un mundo muy loco, este.
Letizia con pulsereta VIP del Primavera, llena de polvo, de sudor, a tope. Ains. Ojalá.