Letizia se ha pasado toda la pandemia con mascarilla, sin encajar la mano de nadie, manteniendo distancias y evitando el contacto humano. El mundo ideal de la reina arisca es con el coronavirus. Escarmentada después de haberse dado besos con la ministra Irene Montero, que padeció la COVID, Letizia tuvo que confinarse y no quiere volver a pasar por este aprieto. Pero en una visita a las diferentes islas baleares bajó la guardia. Aceptó el abanico de una señora para hacerse pasar un poco de aire en la cara. Este es el momento:
Como se aprecia en las imágenes, la reina lleva su abanico a la mano izquierda pero en un momento del paseo acepta un segundo abanico de una mujer en la calle. Lo coge con la mano derecha, se lo acerca en la cara y se abanica. Todos los virus de la señora se traspasan a la cara de la reina. Una escena que no ha pasado desapercibida para el digital Jaleos: "Uno de los momentos más destacados de la jornada fue en Ciutadella, cuando Letizia cogió de manos de la multitud un abanico artesanal que la ayudó a combatir el calor. La consorte se abanicó durante unos segundos y rápidamente, devolvió el abanico a su dueña. Un cálido gesto que emocionó a los allí presentes". ¿Cálido gesto? Una pifia monumental que no emocionó a nadie, más bien lo contrario.
Letizia ya duerme en Zarzuela. El lunes visita relámpago a Ibiza, nuevo paseo, artesanía popular, traje blanco típico de la isla y para casa. La hija coja, el suegro de exilio dorado a los Emiratos y Felip een peligro de ser el último rey de España. ¿Qué hace Letizia en medio del drama? Se abanica.