Seamos claros: tenemos sobre la mesa el gran escándalo de la monarquía española. La reina de España, señalada como infiel por su examante y excuñado, Jaime del Burgo. El hijo del político navarro, movido por intereses ideológicos y sed de venganza personal, ha convertido su modesta cuenta en X en un circo de tres pistas. Un escaparate fugaz, una especie de pop-up store, donde enseña y esconde fotos en el lavabo, dedicatorias de amor, cronologías del romance, planes de futuro, divorcio y más hijos. Incluso, amenazas de muerte. Todo el pescado que vende Del Burgo se agota al instante, me lo quitan de las manos. Pero curiosamente, somos cuatro gatos los que seguimos la historia al detalle en los medios de comunicación. En España, por descontado. Hay órdenes de tapar esta porquería gigantesca. La consigna, que no salga de aquí.
Hace unas semanas el matrimonio real español visitaba Dinamarca. Un viaje marcado por la publicación, en la revista 'Lecturas', de las fotos de la escapada furtiva y sospechosa de su príncipe Federico con Genoveva Casanova en Madrid. Una bomba internacional. Además, aquellas imágenes de la consorte española con cara de asco junto al heredero escandinavo acusado de adúltero, y cerrando filas con la agraviada Mary Donaldson, se catalogaron como un gesto de honorabilidad de la asturiana. Siempre al lado de la víctima, vaya, o mejor dicho, contra el desleal. Como pasó con su suegro Juan Carlos, por ejemplo. Y mira qué ha ocurrido al final, resulta que todos son iguales. Infiel, pero no renuncia a su marido por la corona. Como Sofía. Y querer taparlo con un manto de silencio de hormigón solo pone en evidencia a Letizia, a Felipe y a la institución. La censura solo dispara el interés.
Desgraciadamente para Zarzuela, el mundo les mira. El espectáculo es lo bastante atractivo para la prensa internacional, hay interés en todos los continentes del globo. Diarios tan importantes se fijan en lo mismo: 'The Times', "tuvo una aventura después de casarse con el rey Felipe". 'The Telegraph', "tuvo líoo con su cuñado mientras estaba casada". Otros más populares y sensacionalistas como 'Daily Mail' siguen con estupefacción lo que se está cocinando en España, se oyen las carcajadas desde aquí. En Italia, en Australia, en Francia, en Grecia, también. "Yo era el amante de Letizia" enamora a los medios extranjeros, como publican los helenos. No encontrarán a nadie que haga sangre de manera chapucera. No hace falta, las frases de Del Burgo son más potentes de lo que podrían soñar.
En Australia, la potente Sky News lo define como un escándalo, y destaca que los encuentros entre Del Burgo y Letizia se produjeron pocos meses después de una visita de Estado de los reyes de España a su país. Llamativa la visión que tiene el Kenya Daily Post, "salieron incluso después de casarse con Felipe, antes de que se marchara y se casara con su hermana", los detalles sucios los deslumbran. En India, el Hindustan Times, hablan de "la otra Familia Real". Y la revista Grazia, de Francia, lo nombra como una "tormenta en la Familia Real Española". Es también importante resaltar, sin embargo, que los medios royal más importantes y asociados con el establishment callan: Paris Match, Point de Vue... Estos sí que han bajado la cabeza con las llamadas de Zarzuela. Pero parar un tsunami con un dedo es un trabajo tan absurdo que veremos cuándo se acaba el juego. De momento, la partida ya la han perdido. Mejor aclaramos todo esto y seguimos adelante.