Esta semana es una de las más importantes del año en la agenda institucional de Leonor hasta la fecha. La hermana de Sofía es princesa de Asturias y Girona. Este 10 de julio son los premios Princesa de Girona y ella misma los entregará como todos los años. Aunque se esperaba que este fuese su primer acto en solitario. No estaba programada hace unas semanas la visita de los reyes, irían a Cataluña Leonor y Sofía en solitario, pero en último momento se han apuntado por petición de la reina. No puede dejar sola a su hija en un día tan importante, y tampoco quiere que esté sin ningún tipo de control.
Leonor aprueba con nota por parte de la ciudadanía. La estrategia de Casa Real de desvincularla totalmente de la corona ha funcionado, y ahora mismo es la mejor valorada y puntuada con un notable alto. Sin embargo, la sombra de Letizia es muy alargada y siempre está detrás de ella. Sabemos que la reina es una persona muy controladora, demasiado calculadora, distante y fría, unos valores que está inculcando a Leonor, por ello Zarzuela las ha querido desvincular completamente.
Leonor, nerviosismo por la mirada controladora de Letizia
Se ha hecho una campaña de desprestigio contra Letizia para alejarla completamente de Leonor y Sofía. El futuro de las jóvenes no debe estar vinculado al apellido Borbón, pero tampoco al Ortiz, tienen que adquirir su personalidad propia.
Los invitados de los premios Princesa de Girona esperan que Leonor acudiese en solitario con la único compañía de su hermana Sofía, era el plan previsto, y lo anunciado con anterioridad, pero Letizia pidió a Felipe VI estar presente en el acto porque le hacía muchísima ilusión. Siendo sinceros lo único que quería era participar en todo el acto siendo la protagonista. Vestir a Leonor como ella quisiese, escribirle su discurso, controlar con quien habla y que le explica, y todos sus movimientos. Una actitud que provoca cierto nerviosismo en la actitud de Leonor.
Leonor no disfruta de este día tan especial porque está muy nerviosa ante la atenta mirada de Letizia, que no le quita ojo. Su madre se emociona, pero también se muerde el labio cuando algo le sale mal a su hija, no consiente ni una sola metedura de pata, la exigencia es máxima. La infanta Sofía está tranquila porque el foco nunca ilumina hacia ella.