El 12 de octubre, Día de la Hispanidad, es una fecha clave para la monarquía española, y este año no fue la excepción. Tras el Desfile de las Fuerzas Armadas en la plaza de Neptuno, la familia real se dirigió al Palacio Real para el tradicional besamanos en la Sala del Trono, donde reyes y personalidades de distintos ámbitos intercambiaron saludos protocolares.
Un evento en el que la reina Letizia quiso controlar a Leonor en todo momento. Desde el inicio de la jornada, Letizia se mostró obsesionada con controlar cada detalle del aspecto y comportamiento de su hija. Aunque el atuendo de Leonor estaba ya predefinido por el protocolo, la reina quiso supervisar otros aspectos como el peinado, el maquillaje y, sobre todo, la postura de la princesa durante la recepción.
Letizia marcó perfil a Leonor en todo momento
Según testigos, la insistencia de la reina fue tan excesiva que llegó a generar un cierto bochorno entre los presentes. A cada gesto o palabra de Leonor, Letizia parecía estar al tanto, corrigiéndola de manera sutil pero constante, lo que puso de manifiesto la rigidez con la que maneja la imagen pública de la futura reina de España.
Este episodio no es aislado. A lo largo de los años, Letizia ha sido conocida por su afán de controlar cada aspecto de la educación y formación de Leonor. Ya en la Escuela Santa María de los Rosales, donde la princesa cursó sus primeros años de estudios, la reina llegó a influir incluso en el menú escolar y a solicitar informes diarios sobre las evoluciones académicas de su hija. Este tipo de comportamiento ha sido una constante en la vida de la princesa, algo que, según allegados, ha generado tensión en su entorno.
La reina Letizia ejerce un control absoluto sobre la princesa Leonor
Cuando Leonor ingresó en la Academia Militar de Zaragoza, Letizia continuó con esta actitud, pidiendo informes detallados sobre el progreso de la princesa. Aunque en esa ocasión, al tratarse de una institución más formal y rigurosa, su intervención no fue tan directa, todavía se notó su deseo de mantener el control. Sin embargo, en la Escuela Naval de Marín, donde Leonor continúa su formación, los altos cargos han sido mucho más firmes. Para ellos, Leonor es una más. De hecho, se conoce que no están teniendo tantas concesiones con ella como sí las hubo en Zaragoza.