Jaime del Burgo lo ha cambiado todo. Es oficial. La irrupción del excuñado de la reina Letizia como amante de la mujer del rey Felipe está provocando una serie de consecuencias impensables a la complicada relación de los miembros de la realeza española. Hemos pasado del intento de silenciar el escándalo a la escenificación de una unidad familiar tan forzada que resulta irreal. Irreal, pero necesaria. Llueve tanto y la tormenta es tan amenazadora que han visto clara la jugada: o vamos juntos, o esto se va al garete. Y en el caso de los depositarios de la corona, con una intención clara: asegurarle el futuro a sus hijas, especialmente a la heredera Leonor. Por lo tanto, tocaba mover ficha a una persona en concreto: Letizia. Una inmolación, un sacrificio. Y aquí lo tenemos, acaba de salir del horno.
Vivimos unas semanas en las que las fotos de los royals españoles ocupan y preocupan. Primero, el selfie de la reina embarazada con aquella dedicatoria de amor publicada por Jaime. Después se ha hablado mucho sobre cuánto valen los primeros robados adultos a la princesa Leonor, una pasta. Hace pocas horas, la imagen de Juan Carlos aterrizado en Madrid para asistir a la celebración del 60.º aniversario de la infanta Elena no dejaba indiferente. Su sonrisa burlona hacía pensar que llegaba a un aquelarre en el que quemarían a la detestada Letizia en la hoguera. Y finalmente, el golpe de gracia: contra todo pronóstico, el rey y la reina de España se han presentado en el restaurante 'Pabú' de Madrid donde tenía lugar la comida y cónclave borbónico. Letizia entre su legión de haters. La foto imposible es la bomba.
El golpe teatral ha sido indiscutible. Felipe y Letizia llegaban a la cita haciendo muecas de estar encantados de la vida, felices, dispuestos a disfrutar de los pocos momentos que los que disponen con sus queridos familiares. Encontrarse cara a cara con el suegro Juan Carlos o los idolatrados Froilán o Victoria Federica. Vaya lujo, con lo que se aman. O con Pablo Urdangarin, quien se largó a Munich en vez de asistir al cumpleaños de su prima y futura reina Leonor. No han faltado ni la reina Sofía, Cristina, la homenajeada Elena, Juan Valentín e Irene Urdangarin, incluso estaba la otra Irene, la Tía Pecu, hermana de la reina emérita. Solo han faltado tres personas: Miguel Urdangarin, del que no hay testimonio gráfico, y evidentemente Leonor ni Sofía. Las niñas, al margen. Fuera de foco, fuera de peligro. Un aspecto en el que coincidimos con una Pilar Eyre todavía alucinando con la reculada in extremis de la asturiana.
Vídeo nuevo.
— Pilar Eyre (@pilareyre) December 20, 2023
Letizia hace penitencia https://t.co/jFbmdVRupr vía @YouTube
Si hay un día para colocar micros a cuchillo, este sería el 20 de diciembre de 2023. Las conversaciones de este almuerzo podrían formar parte de la historia de España. El tinglado borbónico ha decidido protegerse, porque todo se tambalea. Hacer pasar el trance a Letizia del 'shame, shame, shame' de Juego de Tronos como moneda de cambio era condición sine qua non. Estas imágenes marcan un punto de inflexión, veremos cambios radicales en la estrategia de unos y otros. Se ha acabado la Familia A y la B, cuando menos de cara a la galería. Juan Carlos ha ganado esta batalla, eso está claro. Letizía pierde. I Felipe también, claro. Es el precio del peaje.