La Revista Hola destapó hace dos meses una cita secreta de Letizia. Un fotógrafo de la revista la pilló saliendo del restaurante La Rochela, un colombiano barato de la zona de Chamberí en Madrid. Lo más crudo de la foto es que Hola la pusiera en portada. Aparecía una Letizia horrible fuera de actos oficiales. Eran fotos robadas, que amargaron a una Letizia poco royal sin peinar, ni maquillar y mal vestida. Con todas las raíces blancas de los mechones del pelo. Letizia ya no es del gusto de Hola. Hace unos años la revista habría comprado las fotos para guardarlas en un cajón. Con la nueva etapa post-Del Burgo se muestra a una Letizia envejecida para justificar su ausencia de portada durante doce meses: como diciendo ya no está por fotos. El mal look de la reina sirvió para tapar la otra gran incógnita, con quien comía Letizia de incógnito un sábado en un local de menú de 14 euros. Pilar Eyre lo ha resuelto dos meses después.
La cita era secreta y era periódica, dos o tres veces al mes, mismo local, misma mesa, mismo comensal y un detalle revelador: es falso que Letizia sea abstemia. Cultiva este rumor porque no bebe alcohol en público, pero en esta cita toma cerveza. Todo es muy sorprendente, y la bomba ¿con quién come? Con nadie. Va sola. Ni siquiera entran los seis escoltas que la acompañan. Se quedan esperándola fuera del local. La señora quiere, estar sola, totalmente sola. Pilar Eyre ha hablado con un cliente de La Rochela y lo ha cantado todo en Lecturas: "Una mujer de melena canosa y despeinada, cara lavada y aspecto cansado come completamente sola en una mesa en un rincón. Los seis escoltas que permanecen en el exterior delatan que se trata de la reina de España. La clientela habitual está acostumbrada a que Letizia tome asiento siempre al fondo, en la misma mesa. Pantalón vaquero grandote, gabardina, jersey de cuello alto, botines muy usados. Un gran bolso que deja en el respaldo de la silla. Pide el menú: tamales, cazuela de frijoles con varios tipos de carne y una cerveza Mahou. La persona que nos cuenta estos detalles, un parroquiano frecuente, nos comenta que envía wasaps, muy concentrada, escribiendo muy rápido. Cuando acaba pide la nota, la lee y pone un billete de veinte euros encima de la mesa con un gesto que quiere decir quédese con la vuelta. Iba cada quince días, cada tres semanas desde hace meses. Hasta que alguien dio el soplo y se le hicieron unas fotos a la salida en las que aparecía avejentada y desfavorecida y desde entonces no ha vuelto más". La propina de 4 euros no evitó que alguien del restaurante vendiera la cita secreta a la prensa.
Pilar Eyre hurga en la cita secreta que solo tiene dos explicaciones: o Letizia quiere volver a sentirse sola, anónima y normal o Letizia come para hacer tiempo para una cita cada dos sábados con alguien cerca a la hora de la siesta, después de comer:"Quizás estaba haciendo tiempo para una cita o quizás quería sentirse por unos momentos como una persona normal. Anónima. Ella, que era una chica sociable y divertida con colegas, pandilla y primos, ahora no tiene con quién comer. Ni familia, ni amigos. Una soledad inconmensurable". Si como todo indica su marido tampoco ejerce ya de marido, podría ser que la cita de verdad no fuera la del restaurante sino la de después, la del destinatario de los whatsapps que manda Letizia durante la comida compulsivamente. Por eso Letizia ha dejado de ir a aquel restaurante: no por salir mal en las fotos sino para evitar aparecer en una foto demasiado bien acompañada.