Encuentro entre reinas en el césped de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, en Madrid, donde entrenan las selecciones de fútbol. La femenina está a punto de marcharse a Australia y Nueva Zelanda, donde se disputará el Mundial. Letizia realizó ayer una visita oficial para saludar personalmente a las jugadoras, entre ellas Alexia Putellas, e insuflar ánimos de cara a la competición. Sobre el papel, una jornada fácil, sin peligro, asequible para la monarca. Ahora bien, los resultados prácticos no pueden ser más lamentables y ridículos. Nerviosa, desubicada y de mala gana, la mujer de Felipe VI demostró lo que todos sabemos: que el fútbol le importa un rábano. Todo el fútbol. "Sin etiquetas", como remarcó ella misma.
Recogemos estas palabras expresadas en el vestuario de la selección, durante el discurso que Letizia llevaba preparado de casa, pero que le costó la vida ejecutar. Ni toda la experiencia acumulada como presentadora de televisión, ni tampoco la maña adquirida como consorte real salvaron la papeleta. ¿Papeleta? Papelón. Gestos exagerados con los brazos, muecas de "me estoy perdiendo" y "no sé qué estoy diciendo", y un montón de clichés salidos directamente de la aplicación más ramplona de inteligencia artificial. El momento álgido, precisamente cuando decía "fútbol sin etiquetas". Hace una pausa dramática extraña, sube la voz sin sentido, repite las palabras al tún-tún. Queda fatal, fatal, fatal. Pero vaya, que esto pasa cuando algo no te interesa nada y te molesta.
Letizia nerviosa y desubicada con la selección femenina, solo conocía a Alexia Putellas y de milagro
Letizia pasa del fútbol femenino, es así. No va a las finales de la Copa que lleva su nombre, siempre encuentra la manera de zafarse. No pudo escapar, sin embargo, en la entrega de los Premios Nacionales del Deporte de hace unas semanas, cuando entregó el trofeo a la capitana culé. Habría sido un gesto demasiado feo y descarado, tenía que mantener las formas. Como jugaba en casa, es decir, en suelo monárquico, salvó los muebles. Pero al tocar la hierba y ver a las jugadoras en su hábitat petó. No sabía exactamente dónde estaba. No tiene ninguna explicación lo que pasó mientras daba la mano a las futbolistas y, de repente, vio una cara familiar. La única que conocía, la de Alexia.
El comentario patético de la reina a la crack culé: "No te conocía"
"Holaaaa, ¿qué tal, cómo estás?" Letizia la saluda efusivamente, Putellas devuelve el saludo cordial, pero está a punto de quedarse a cuadros con un comentario patético. Le dice "no te conocía" vestida de futbolista, mientras hace gestos referentes al pelo y a su indumentaria. Majestad, sí, claro. Va vestida de futbolista, su trabajo. El que la ha hecho inmensamente reconocida, famosa y querida. No por usted, claro, que considera el deporte del balón una tortura psicológica y un marrón. Alexia le lanza un salvavidas, no es cuestión de humillarla. "Sí, diferente, de calle a..." Ay, mamá. Qué sufrimiento. Ridículo real ante una reina de verdad.
Si Letizia tiene que hacer así las cosas, que no las haga. Total, la seguiremos pagando igual, pero no provocará este espectáculo vergonzoso.