La salud de la reina Letizia ha generado gran preocupación en sus más recientes apariciones públicas. Desde hace más de un año, la monarca ha dejado de lado los elegantes zapatos de tacón alto que solía lucir. Estos zapatos, cuanto más altos, mejor, le permitían mantener el equilibrio con gracia, añadían un toque de sofisticación a su imagen y, además, le ayudaban a lidiar con uno de sus mayores complejos: la diferencia de altura con el rey Felipe VI. Aunque Letizia mide 1,70 metros, su esposo alcanza los 1,97 metros, lo que crea un contraste notable, incluso con tacones altos. A esto se suma que sus hijas, Leonor y Sofía, ya han superado su estatura.
Sin embargo, por razones médicas, Letizia ha tenido que abandonar definitivamente los tacones altos. Los especialistas le han recomendado que utilice únicamente calzado de suela baja o plana, como las bailarinas que llevó en uno de sus últimos compromisos. Aunque este cambio en su estilo responde a razones de salud, Letizia ha sabido adaptarse y sigue mostrando elegancia al optar por zapatos que, además, están en tendencia este año.
El motivo detrás de esta decisión es una dolorosa afección conocida como neuroma de Morton, que afecta al metatarso, generalmente entre el tercer y cuarto dedo del pie. Además, la reina también sufre de metatarsalgia crónica, otra dolencia que agrava su malestar. Las personas que padecen estas enfermedades suelen describir la sensación como si llevaran una piedra dentro del zapato o un pliegue incómodo en el calcetín. Los síntomas incluyen dolor punzante, sensación de hormigueo y entumecimiento en los dedos, aunque exteriormente no se observe ningún signo visible.
Letizia no puede soportar más dolor, deberá parar su agenda
La reina ha tenido que tomar medidas para evitar el avance de estas condiciones y el dolor que le generan. Por ahora, sigue un tratamiento conservador que incluye reposo, mantener el pie elevado, fisioterapia, y el uso de medicamentos antiinflamatorios o analgésicos para aliviar los síntomas. También emplea prótesis y almohadillas especiales que disminuyen la presión sobre las zonas afectadas. En casos más severos o persistentes, se recurre a infiltraciones con corticoides y anestésicos, aunque estas ofrecen solo un alivio temporal.
A pesar de todo, no se descarta que Letizia opte por una intervención quirúrgica en el futuro, aunque esta no garantiza la eliminación total del problema. De realizarse, la operación requeriría alrededor de dos semanas de recuperación. Mientras tanto, la reina continúa ajustando su rutina y estilo de vida para priorizar su bienestar.