La operación blanqueo de Juan Carlos sigue su curso. Los medios de comunicación cortesanos lamen el suelo que pisa el Borbón en Sanxenxo, donde ha vuelto para hacer regatas, festines y baños de multitudes tras pasarse 2 años escondido en el extranjero para no responder a la justicia. El emérito se pasea como una estrella del rock de forma impúdica, mientras se acerca el momento álgido de su excursión: el encuentro familiar con Felipe y Sofía. No con Letizia, a la que humillaron en el comunicado de la Casa Real: su suegro no la considera de su sangre. La tensión es tal que la consorte no piensa ir tampoco a verle la cara, aunque en algún momento apostaramos que sí. Para marcar paquete, vaya. Pero no pasará, porque lo detesta. Como él a ella.

En todo caso, su marido Felipe ha tomado una decisión que es una de cal y una de arena para Letizia. Después de permitir su omisión en el texto oficial, han declarado el encuentro como un acontecimiento privado, fuera de la agenda real. Eso quiere decir que no habrá ni cámaras ni periodistas. Nadie verá el encuentro familiar fuera de Zarzuela. Ninguna foto del plantón mutuo entre dos viejos enemigos, y una forma de poner freno al desenfreno de Juan Carlos en España. Basta ya de exhibicionismo, y vete por el mismo camino que has venido. Aunque, como leemos en 'El Español', ella no ha sido nunca la impulsora de su marcha. Todo lo contrario, hubiera preferido que nunca se largara y afrontara sus responsabilidades para no hacer daño a la Corona, al negocio y a su núcleo familiar. La reina está harta del circo.

El show de Juan Carlos en Sanxenxo / Europa Press

"No quiere saber de este asunto porque ya le dijo a su marido que hicieran lo que hicieran les iba a perjudicar. Está muy preocupada pero no por Juan Carlos. Felipe lo está pasando fatal, ha querido dar un golpe de efecto con esto pero el tiro les ha salido por la culata", asegura una amiga de Letizia, quien también tiene palabras agrias contra los medios de comunicación que aplauden como ultras de fútbol las peripecias del emérito, como hacerse fotos subido a su famoso barco: un Borbón en el Bribón. Si a eso sumamos la mala relación personal histórica del patriarca y la mujer de su hijo ("una mujer divorciada no es lo mejor para su hijo", "te vas a cargar la monarquía si te casas con ella"), se entiende perfectamente el clima de hostilidad permanente.

Juan Carlos, un Borbón en el Bribón / GTRES
Letizia, Felipe y Juan Carlos / GTRES

Letizia también sufre por sus hijas Leonor y Sofía, considera que las están utilizando "como máquinas para endulzar y limpiar la imagen de la Corona" que ha destrozado el suegro. Pero el enfado no es sólo con él, también con la otra parte del matrimonio: Sofía. El relato del entorno es brutal:  "No entiende la postura de su suegra. Que lleve casi dos años pidiéndole a su hijo que deje volver a su marido, un esposo que ya sabemos cómo se ha portado con ella a lo largo de los años. Y ahora vuelve corriendo desde Miami para verle el lunes y triste porque a ella le hubiera gustado estar con él a Sanxenxo junto a la infanta Elena". La griega es la sufridora oficial de la casa, pero le va la marcha: "Se ha pasado esperando el regreso de Juan Carlos a Zarzuela desde que se marchó". Y una inocente de la vida, también: pasan de ella. "La vuelta de Juan Carlos le pilló por sorpresa; nadie la avisó, se enteró porque le llamó su hija Elena después de que ya hubiera hablado hasta el alcalde de Sanxenxo". Aun así estaría soñando con reencontrarse con el hombre que la ha tratado como un trapo durante 6 décadas. Delirante.

La reina Sofía vuelve a toda prisa de Miami para encontrarse con el hombre que la ha humillado durante 6 décadas / EFE
Letizia se sube por las paredes / EFE

La Familia Real y su mundo irreal y penoso. Y la parroquia cortesana aplaudiendo las gracias. Vaya imagen, qué desbarajuste.