Letizia la oradora ha vuelto. La reina suma un nuevo discurso en público a su currículum, en esta ocasión en un evento sobre proyectos solidarios de uno de los bancos más famosos. Llegaba nuevamente con zapato plano, detalle aparentemente intrascendente, pero que habla sobre su salud, y con el recuerdo fresco de su reciente escapada exprés para hacer de cooperante en Guatemala. Aprovechaba la ocasión, evidentemente, para compartir los profundísimos conocimientos adquiridos en 72 horas con un público entregado a la causa. Bueno, adquiridos, adquiridos. Eso cuando escucha, que no es su especialidad. O mejor dicho, solo escucha lo que quiere. Que nos conocemos. Y en Guatemala, ahora también.
En todo caso, no ha habido ningún comentario con respecto a esta muestra de mala educación en el país de Centroamérica, que se sumaba a otros interrogantes planteados por la admirada Pilar Eyre, hablando sobre su costumbre de llevar un chaleco reflectante durante estos viajes reales. No, eso no tocaba en el auditorio, donde destacaban VIPS muuuuy VIPS como Ana Botín o Antonio Garamendi. Se ha quedado en el relato emocional: "He visto cosas muy complicadas. Vidas muy difíciles y de mucho sufrimiento".
El discurso de la reina ha sido, una vez más, sin papeles. Es una profesional de la comunicación, es bien sabido. Y es de las personas que se gustan, con una enorme consideración de ella misma. Cuando menos, es lo que proyecta desde el atril, o lo que trata de hacer siempre que algo no la inquiete, la atormente o la perturbe, que diría Esperanza Gracia. Una situación de molestia que sí que se ha producido durante el acto, provocando la reacción inmediata y espontánea de Letizia. Al empezar su intervención, cerrando el elenco de participantes en el escenario, se quejó. ¿De qué? Precisamente de ser la última en hablar. Que estaba todo dicho, vaya. Que pa' qué.
El destinatario del reproche era el periodista de la COPE, Ángel Expósito. Se ve que el tío de la actriz famosísima Ester Expósito, encargado de hacer de maestro de ceremonias, decidió este orden dejándola en una situación comprometida. Ella que lo tenía todo estudiado, se había quedado sin carrete. Esta ha sido la bofetada real al amigo de Carlos Herrera, otro que también ha tenido toma y daca con la nuera de su querido Juan Carlos: "Es muy difícil ser la última. Ángel, como hemos comprobado todo lo que mandas, a lo mejor el año que viene puedes decidir que yo sea la primera y sea más fácil. ¿Cómo lo ves? ¿Qué tal? Ahí vamos..." Letizia siendo Letizia. Y los juancarlistas poniéndole zancadillas. O igual era la amnistía, otro de los placeres ocultos de Expósito. Es igual. Un día más en la oficina.