La reina Letizia se ha vestido de gala para su último acto oficial la noche del martes, la entrega de un premio de periodismo. Su imagen, muy maquillada, hombros al aire, pelo tirante y mirada penetrante, volvió a parecer de mala de culebrón.
Su leyenda negra la persigue y entre los enemigos que se ha ido cargando (Juan Carlos, Cristina, Urdangarin...) sólo queda una en pie: la reina Sofía.
Las nuevas desavenencias públicas de Letizia con su suegra han sido portada de la revista Lecturas y quien lo analiza es Pilar Eyre. Cada acto de las dos reinas es visto con lupa desde el desastre de la Catedral de Palma donde Letizia y Leonor humillaron a la emérita. Ahora, las dos reinas han coincidido en Oviedo para los premios de la princesa.
Eyre revela cómo Letizia se resiste a dejar paso a la hija y, desde la elección de la ropa, está decidida a eclipsar a Leonor:
"Si la gente esperaba una Letizia modesta, en segundo plano, sacrificándose para que brille Leonor, se ha llevado un palmo de narices:
Apareció espectacular, con el vestido de las grandes ocasiones, más segura de sí misma que nunca. Parecía la organizadora del evento, salió la primera por el pasillo central conduciendo casi a rastras a marido e hijas y después, en los corrillos, llevó la voz cantante sin que nadie más pudiera meter baza".
Sobre la estrategia casi militar de Letizia para hacer el vacío a su suegra, Eyre comenta:
"La única capaz de hacerle sombra era su suegra, pero Letizia ha aprendido a desactivarla: pasa olímpicamente de ella, con unas maniobras estratégicas dignas de un avezado militar. Apenas la saluda, cuando habla hace gestos tan expresivos con los brazos que consigue dejarla fuera del corro, y Sofía no tiene más remedio que dedicarse a merodear por los alrededores sin saber muy bien qué hacer, incluso su propio hijo la saluda apresuradamente y se va".
Eyre remata dando la razón a Letizia: "La figura de Sofía, antes intocable, cada vez resulta más controvertida. Casi nada la ata a España, aún menos que a Juan Carlos, nunca se ha sentido identificada con este país, no tiene aquí ninguna amistad y ve a sus nietas solo en actos oficiales.
El tratamiento de reina plantea problemas protocolarios: Beatriz de Holanda al abdicar tomó el título de princesa de los Países Bajos y dejó de acudir a ceremonias oficiales para no opacar a su hijo. Algo que debería plantearse también Sofía".
Letizia eclipsa a la suegra y a la hija. Es invencible. Letizia siempre gana.