La imagen pública de la reina Letizia siempre ha estado marcada por un deseo ferviente de proyectar elegancia, responsabilidad y disciplina. A pesar de las recientes revelaciones de Jaime del Burgo acerca de posibles infidelidades por parte de Felipe VI en distintas etapas de su relación, Letizia ha mantenido una fachada impecable ante el público. Sin embargo, los rumores sobre su comportamiento en privado sugieren una faceta menos amable. Según diversas fuentes, detrás de las cámaras es descrita como fría, calculadora y dominante, incluso llevando la voz cantante por encima de Felipe en el ámbito doméstico, tal como han afirmado cronistas especializados como Pilar Eyre y Jaime Peñafiel.
Con la asistencia constante de sus asesores, Letizia se esfuerza por corregir los errores cometidos a lo largo de los años. En la Casa Real, hay un claro intento por presentar una monarquía moderna y accesible, especialmente después de las controversias que han rodeado al rey emérito Juan Carlos I. Este esfuerzo incluye recuperar la confianza del pueblo español en la corona, una tarea en la que la consorte real ha trabajado arduamente.
La reina Letizia, incapaz de esconder su peor carácter
A pesar de estos esfuerzos por pulir su imagen pública, hay aspectos que Letizia parece descuidar, como su lenguaje. Varias fuentes señalan que en la intimidad es propensa a maldecir frecuentemente. Aunque desde que conoció a Felipe ha intentado moderar sus expresiones y mejorar algunas actitudes, no siempre logra contenerse, siendo su palabra preferida un vulgar “joder”, que a menudo sale de sus labios.
Porque aunque Letizia lo intente, tiene un carácter demasiado fuerte que a veces no es capaz de esconder. En julio de 2018, durante un evento de entrega de premios y becas organizado por Iberdrola en su fundación, surgieron testimonios inquietantes sobre el comportamiento de Letizia. Según un relato en el canal de YouTube de la experta Laura Rodríguez, la reina mostró un comportamiento poco adecuado en un evento donde los niños y adolescentes eran los invitados principales. Dicho testimonio era, presuntamente, la de las madres de uno de los presentes, que fue testigo directo de su actitud.
Letizia pasaba de todo
Letizia llegó a aquel evento cogida del brazo con Felipe, y nada más entrar Letizia hizo un ademán “despreciativo con la cara a uno de los guardaespaldas”. Pero hubo más.
Posteriormente hubo una recepción para los asistentes más VIP. Hay que tener en cuenta que en el elenco de personas que estuvieron en el evento había algunos de los empresarios más poderosos. Pero Letizia no estaba en la recepción. La reina se había quedado detrás de unas cortinas, junto a unas sillas apiladas, evitando relacionarse con el resto de la gente y luciendo una cara de asco destacable. “Se escondió, solo estuvo en la entrega de premios. Cuando tocó la recepción y el momento de relación social, se escondió”. En otras palabras, no tuvo problemas en dejar claro que todo aquello le importaba tres cominos.