El pasado 31 de mayo la reina Letizia inauguró la Feria del Libro de Madrid, que como cada año tiene lugar en el parque del Retiro. La esposa de Felipe VI se siente muy a gusto en este escenario literario y popular, es tradición verla de visita oficial o de incógnito, echando una ojeada a los puestos y confraternizando con el personal. El recorrido de la consorte tenía compromisos pesados: por ejemplo, abrir la jornada en el expositor de la Policía Nacional, con motivo del bicentenario del cuerpo. La cosa mejoraría después con el estand del Ministerio de Cultura, entidad mucho más adecuada para las Letras, y finalmente se adentró en la zona dedicada a la Comunidad de Madrid, donde pudo departir con los libreros. Volvió a casa con tres títulos. Bueno, en realidad, cuatro. El último no lo escogió ella, se lo encontró en los morros. Con susto incorporado.
La crónica de aquel día resulta incompleta, porque desconocíamos la existencia de un momento incómodo, inesperado y que provocaba, de primeras, un escalofrío en Zarzuela. Uno de sus trabajadores, además encargado de la seguridad de los miembros de la Familia Real, acababa de publicar un libro. Una faceta desconocida, la del escolta, y potencialmente peligrosa. El título escogido por el guardia civil Miguel Ángel Cienfuegos, por otra parte, no invitaba a la calma: "Ajuste de cuentas". Y lo había escrito, a cuatro manos, con una periodista de TVE, Pepa Sastre. Ay.
El digital 'Monarquía Confidencial' explica que el gabinete de protocolo de Zarzuela recibió la solicitud allí mismo, durante la inauguración. El escolta los dejaba con los ojos como platos, también era novelista. De ficción, a pesar de que con un trasfondo que vaya, vaya. Atención a la sinopsis del libro, de traca:"Novela de plena actualidad: un conocido etarra ha sido asesinado de un disparo en la frente. Es el primero en caer, pero pronto le siguen más. La reacción es inmediata, y la Guardia Civil envía al País Vasco un equipo, comandado por la joven teniente Claudia Zaforteza, para investigar los crímenes. Una reflexión sobre la justicia, la lealtad, la integridad y el cumplimento del deber, valores tan fundamentales como, en ocasiones, en desuso". De rabiosa actualidad, claro que sí. Al ver que la astracanada no tenía nada que ver con Jaime del Burgo, Zarzuela respiró aliviada y accedía a colar al veterano guardia civil entre los "afortunados" que podían pasar unos minutos con la reina.
El digital afirma que "Letizia recibió uno de los libros probablemente más especiales. No tenía ni idea de ello. Fue una sorpresa". Recibió a la pareja de autores, ambos de entornos muy familiares para ella, y fue obsequiada con un ejemplar firmado, dedicatoria incluída. Fenomenal. Veremos si Cienfuegos y Sastre son los nuevos Sonsoles Ónega, y apadrinan su carrera literaria. De momento, ya tienen la foto. Que 'somos compañeros, coño'.