Lo que debía ser una etapa fundamental en la formación de la princesa Leonor como futura Jefa del Estado se ha convertido en una auténtica pesadilla, y buena parte del malestar tiene un nombre propio: Letizia. La reina consorte, madre de la heredera, ha tomado una actitud tan controladora que está dificultando seriamente la experiencia de su hija a bordo del buque escuela de la Armada Española.
La travesía, que comenzó en enero y se extiende durante varios meses, está siendo más dura de lo esperado para Leonor. Además de lidiar con los desafíos físicos del viaje, como la cinetosis (mareos intensos y vómitos constantes), la princesa está soportando también una intensa presión emocional provocada, en gran parte, por su madre. Letizia nunca vio con buenos ojos este capítulo de la formación militar de su hija, y ahora aprovecha cada oportunidad para intervenir, incluso cuando eso va en contra de los deseos de la propia Leonor.
Las intervenciones de la reina Letizia tienen a la princesa Leonor de los nervios
Las llamadas de Letizia son frecuentes y muchas veces terminan en lágrimas. Personas cercanas a la princesa aseguran que Leonor se siente agobiada, que necesita espacio y, sobre todo, tranquilidad para enfrentar este reto por sí misma. Letizia, por su parte, se muestra constantemente preocupada por aspectos como la alimentación, la imagen pública y hasta los movimientos sociales de su hija durante las escalas internacionales. Filtraciones de fotos en bikini o en bares han sido interpretadas por la reina como auténticas crisis de reputación, lo que solo ha añadido tensión al entorno de Leonor.
Pero el rey Felipe VI tiene una visión completamente distinta. El monarca considera que esta experiencia, por dura que sea, es clave en la formación de su hija y que debe completarla hasta el final. Ceder ahora, en su opinión, proyectaría una imagen de debilidad institucional que podría dañar la credibilidad de Leonor como futura reina.
Leonor quiere que Letizia la deje tranquila
La misma Leonor comparte esa visión. A pesar de los mareos, los hematomas por caídas en cubierta y las noches complicadas, la princesa quiere demostrar que está preparada para asumir su destino, incluso si eso significa ir en contra de su madre.
Lo único que desea la heredera es tranquilidad para los dos meses y medio de viaje que le quedan por delante. Necesita un respiro, que le permita demostrar su capacidad y que deje de convertir cada día en un examen imposible de superar.