El reciente viaje de la reina Letizia a Cabo Verde no ha estado exento de controversia. La monarca española llegó al archipiélago africano con el propósito de promover la cooperación internacional de España, centrándose en temas tan importantes como la igualdad de género, la economía sostenible y la reducción de las desigualdades sociales.
Sin embargo, lo que parecía ser una visita destinada a resaltar los esfuerzos solidarios de España pronto generó más críticas que elogios, cuando se conocieron algunos detalles sobre su viaje. Letizia ha mostrado doble moral en ocasiones en este viaje.
Doble moral de la reina Letizia en Cabo Verde
Durante su estancia, Letizia participó en diversas actividades que la Casa Real había organizado con el objetivo de apoyar proyectos financiados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). La reina visitó proyectos como la Cooperativa de Corte y Costura Ciudad de Pedra Badejo, que ofrece apoyo a mujeres en situación de vulnerabilidad, así como varias casas de acogida para víctimas de violencia de género. En principio, su participación en estas iniciativas parecía cumplir con el espíritu solidario del viaje.

Sin embargo, la crítica no tardó en llegar. Fuentes cercanas a la visita confirmaron que, al concluir sus actividades oficiales, la reina se retiraba rápidamente, evitando los compromisos de cortesía organizados en su honor. Este comportamiento fue visto por muchos como un desinterés hacia las personas locales y los esfuerzos de los organizadores.
Viaje cooperativo, pero con todo tipo de lujos
Pero lo que más malestar causó fue el lujo que acompañó a su desplazamiento. A pesar de estar en un viaje de cooperación y voluntariado, Letizia no escatimó en comodidades. Restaurantes y hoteles para las altas esferas, desplazamientos en coches de altísima gama… Además, se reveló que la reina había viajado en uno de los aviones VIP de la Fuerza Aérea Española, un avión que cuenta con dormitorios privados, cocina, salón y ducha, unas comodidades que, según algunos, son mucho más lujosas que las que muchas personas en Cabo Verde pueden permitirse. Este detalle generó un gran malestar entre los ciudadanos locales, quienes se sintieron desconectados de la realidad del país y la solidaridad que se suponía debía caracterizar el viaje de Letizia.

El contraste entre los lujos del avión y la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchos en Cabo Verde fue interpretado por algunos como una clara muestra de doble moral. El hecho de que la reina viajara en un medio de transporte tan exclusivo, mientras participaba en actividades relacionadas con la cooperación y la lucha contra las desigualdades, dejó una sensación de hipocresía entre muchos observadores. Se consideró que el viaje de Letizia no se ajustaba a la imagen de una acción solidaria verdadera, sino que se asemejaba más a un viaje de lujo disfrazado de misión oficial. Un poco en la línea de Irene Urdangarin, que se fue de voluntariado a Camboya y fue más un viaje vacacional que una acción solidaria.